CULTURA
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En las aulas, en los laboratorios, en los talleres, en las áreas deportivas, en sus recintos y centros regionales, en las calles de su campus central, la UASD vive llena de manifestaciones del pensamiento más avanzado que se expresa en la nación. Son decenas de actividades las que tienen lugar cada día en los espacios de la Primada de América. Centenares de profesores y profesoras se afanan diariamente por cumplir las tareas que permiten dotar al país de los profesionales que necesita, incluyendo algunos para la exportación.
Estuve de fiesta en un sitio moderno de diversión y bebida que para mi corta edad resultó un mundo extraño. Creo que las características de ese tipo de lugar son bien conocidas por todos: Muchas personas con poca o ninguna movilidad, cuerpos que se mueven sólo de la cintura para abajo, menores infiltrados de contrabando, una que otra caras conocidas, el clásico borracho cariñoso, a quien prometo dedicarle uno de estos escritos, los particulares saludos del discjokey a algún asiduo cliente de la casa, el mal olor, el reguero y la falta de papel en los baños entre otras travesías que pienso deben estar enumerando en sus recuerdos.
Sin embargo, nada podría haber escrito si no fuera por un hecho que llamó mucho mi atención. En pleno desarrollo de un denbow que mencionaba un caballo, el manejador del sonido bajó hasta su mínima expresión la música y haciendo uso del micrófono anunció el cumpleaños de la “Dama de Hierro”. Aquella mujer salió de la nada y con movimientos serpentinos hizo de la pista de baile uno de los anillos del Infierno de Dante.
Quiero dejar claro que sólo tengo 39 años soy una persona jovial; pero lo que vi esa noche me recuerda por qué mis padres insistían tanto en no dejarme salir de mi cuenta a las calles.
Mi abuelo acaba de cumplir 95 años de vida y gracias a Dios, y aunque padeciendo de cierta enfermedad que lo mantiene atado a una silla de ruedas, mantiene intacto su sentido del humor, su buena memoria y su pasión por el dominó. Tiburcio Muñoz, apodado Neney, es como todo hombre de campo un tipo sereno, amable, honrado y trabajador.
Tanto así que aún sostenemos grandes conversaciones sobre lo que se debe o no hacer en unas 20 tareas de tierra que les pertenecen, pero que por asunto de edad manejan sus hijos. Recientemente en Cotuí, durante mi última visita a Papá Neney, como ya todos le llaman, conversamos sobre su juventud. Lleno de ímpetu y con la tronante voz que le caracterizan me relató como era su vida de mozalbete.
-Yo era así mismo como usted, alto, apuesto, elegante y muy sociable. Conocí todo mi país cuando pude e hice todo lo que me propuse hacer. Que agradable escuchar estas vivencias y que bueno fue dedicarme a escuchar a la persona que representa la esencia misma de mi familia y que bueno fue reencontrarnos mi abuelo y yo.
Si le preguntáramos a cualquiera sobre sus mejores recuerdos y los momentos más significativos de sus vidas, de seguro la mayoría se remitiría a su infancia, o por lo menos, eso haría yo. Soy nacido y criado en un callejón: un espacio largo y estrecho entre paredes, casas, o elevaciones de terreno, situación muy frecuente en los barrios populares de mi país.
Mi callejón de infancia es muy singular. Quizás no sea el más famoso de mi sector, pero siempre estuvo lleno de gente con muchos principios y valores humanos intachables. Recientemente visité esa parte de mi ser con la misma esperanza de encontrarme con seres queridos y vaya sorpresa la que me llevé.
En la actualidad es cuando más personas viven en él, los vecinos han construido casas de varios niveles y los antiguos patios se han llenado de viviendas. Sin embargo, ya no están ahí Uvan, Papo, Monkey, tía Teté, Altagracia, Genao, doña Luisa, ni están tampoco Negrito el carnicero o Viterbo, quienes vivían enfrascados en tremendas discusiones por los espacios, sin una razón lógica para ninguno. No están tampoco otros pero la falta más significativa y que me hizo ver el callejón vacío fue la ausencia de mi madre, quien murió el año pasado y aún pienso que la encontraré cuando visite mi amado callejón.
La Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de nuestra Universidad auspició la conferencia “La tradición del trabajo Social en Canadá”, dictada por el embajador de ese país en la República Dominicana, licenciado Georges Boissé. Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del maestro Ramón Desangles Flores, decano de dicha facultad, quien señaló que este coloquio forma parte de las actividades desarrolladas como parte del programa de apoyo a la Licenciatura en Trabajo So cial que ejecuta la academia con la nación canadiense.
La selección fue aprobada por los miembros del Consejo Directivo de la Facultad
La Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de nuestra Universidad reconoció a seis profesores de sus diferentes escuelas, durante una actividad realizada en el Paraninfo Ricardo Michel, encabezada por el decano, maestro Ramón Desangles Flores.
En 1984 realizó su primera investidura, aportando a la región 62 egresados en las diferentes áreas del conocimientos
A 34 años de su creación, el Centro UASD-Mao constituye un faro de luz del Noroeste del país al graduar a miles de jóvenes en diferentes áreas del conocimiento que hoy prestan sus servicios en las principales instituciones de la región, tanto en el sector público como privado.
El programa de beca cuenta con diez plazas y una duración de cuatro años
El vicerrector Docente de nuestra Universidad, doctor Jorge Asjana David, recibió en su despacho la visita de cortesía de una delegación de la Western Michigan University, encabezada por la doctora Andrea Beach, para hablar sobre el otorgamiento de becas a los académicos de la institución que quieran cursar el Doctorado en Liderazgo Educacional.
El presidente de La Liga de Softball de Profesores de la UASD invita al acto inaugural con motivo al Vigésimo Torneo de Softball Profesoral dedicado a los decanos Alejandro Ozuna, Ramón Desangles y Antonio Medina.
Es muy buena la celebración, ya que la práctica deportiva no solo sirve para ejercitar el cuerpo, sino que se adquiere disciplina para la vida