Para nadie es un secreto que el bigote es el pelo que crece en la región de la cara comprendida entre el límite inferior de la nariz y el labio superior. Algunos son tan delgados como una línea de lápiz, mientras que otros son tupidos y compactos y siempre han sido considerados símbolo de hombría y virilidad, autoridad o poder.
Tengo un recuerdo que está relacionado con el bigote de una figura militar de alto rango que dirigió la academia militar Batalla de las Carreras cuando impartíamos docencia en la mencionada institución por los años 90. Parecido físicamente al detective ficticio creado por Agatha Christie, Hércules Poirot, de poca estatura, pero que se desenvolvía con una gran dignidad, de bigote muy tieso y militar.
Para febrero, se dispuso que un puñado de estudiantes, que tomaban las clases especiales de artes, realizaran un mural de grandes proporciones que consistía en caretas artesanales hechas con gazas de yeso (el material que se utiliza para las fracturas de huesos), con los rostros de todos los cadetes del lugar formaban la bandera nacional. Para la tarea había que hacer un molde directamente sobre la cara de cada individuo que iniciaba con la colocación de vaselina, para que no se quede pegada al rostro, luego colocar las gazas humedecidas con agua hasta que se seca y luego se retira la careta, halándola.
Durante una supervisión realizada por el director, ordenó que se le hiciera la de su rostro, asignándose dos habilidosos cadetes de cuarto año para la labor, que al final produjo un tremendo corre-corre, ya que al retirarla, se detectó que el bigote había quedado pegado a la careta y no había forma de retirarla sin causarle daños o inconvenientes al alto militar.
Para solucionar la situación, los cadetes solicitaron nuestra intervención a lo que accedimos inmediatamente y procedimos a retirar el objeto de la cara del general. En aquel momento se escuchó al general decir dejen el bigote sin careta. Lo lindo del caso fue que se tuvo que repetir todo el proceso ya que en la retirada, la careta se echó a perder, pero en esa ocasión se tomaron todas las precauciones de lugar para no cometer los mismos errores.