La jornada científica fue coordinada por las Escuelas y el Instituto de Investigación de la Facultad de Humanidades, en la que además de los docentes de Filosofía, intervinieron otros investigadores que expusieron sobre las ciencias Humanísticas y Artística, abordando temas relacionados con la poética callejera, fotografía, obras pictóricas, patrimonio cultural, crisis de valores y liderazgo, para darle una dimensión holística la actividad científica.
Los filósofos panelistas fueron Leonardo Díaz, director de Investigación de la Facultad de Humanidades, quien analizó el concepto de injusticia epistémica frente a injusticia testimonial; Roque Santos, abordó la identidad y alteridad en la obra literaria de Francisco Moscoso Puello, e hizo un análisis hermenéutico a partir del concepto de identidad narrativa de Paul Ricoeurt.
Mientras, “la dimensión pasional del conocimiento en la filosofía del límite de Eugenio Trías”, fue abordada por el maestro Domingo de los Santos, y “Verdad y Actos de Habla un análisis en torno a la filosofía del lenguaje, de John L. Austin, fue el tema desarrollado por el docente Julián Álvarez Acosta.
En sus análisis sobre la injusticia epistémica, Leonardo Díaz se apoyó en una lectura de la autora Friquer para referirse al bullying, o acoso escolar, verbal o físico producido entre estudiantes, y afirmó que en su época de niño “había acoso escolar, pero no existía el concepto de bullying, ni los niños ni los profesores podían entender la experiencia de lo que era acoso escolar. Eso sería un ejemplo de injusticia hermenéutica”.
Citando a la autora, Díaz resume que la injusticia testimonial es producida por un prejuicio en la economía de la credibilidad, mientras que “la injusticia hermenéutica es generada por los prejuicios que estructuran la economía de los recursos hermenéuticos colectivos”.
El profesor de Filosofía asegura que el concepto de injusticia testimonial está relacionado con el poder, “que Friquer lo entiende como una capacidad socialmente situada para controlar las acciones de otro, lo cual puede ejercerse desde las estructuras sociales o por individuos.
En tal sentido, Leonardo Díaz volviendo a citar la antes mencionada autora, reveló que hay ejercicios del poder que dependen de la identidad social compartida por un conjunto de agentes, y puso como ejemplo para este caso “un imaginario de lo que significan los roles de género”, señalando que cuando el ejercicio del poder depende de los imaginarios o concepciones de la identidad, funciona fundamentalmente lo que se denomina “poder identitario”, a lo que Friquer denomina como un componente estructural del funcionamiento del intercambio testimonial.
Para resumir lo anteriormente expresado, el maestro Díaz, hizo el juicio siguiente “en toda conversación, el oyente requiere de estereotipos sociales dentro de sus estrategias segurísticas para valorar de sus interlocutores. Si dicho prejuicio funciona contra el hablante se produce una disfunción epistémica en el intercambio. Un ejemplo es el caso de cuando una mujer no se le tiene credibilidad, no porque lo que está diciendo no tenga fundamento, sino por el mero hecho de ser mujer. O cuando un negro habla en una comunidad racista y no se le cree, sencillamente porque es negro”.
De su lado, el maestro Roque Santos, también de la Escuela de Filosofía, expuso sobre la Identidad y alteridad en la obra de Francisco Moscoso Puello, de la cual hizo un análisis hermenéutico a partir del concepto de identidad narrativa, de Paul Ricoeurt, tema que también inspiró para la elaboración de su tesis doctoral.
Para Roque Santos la narración ha sido un tema recurrente en sus investigaciones que siempre le ha impresionado, y afirmó que cuando quiere escribir de algo distinto, lo hace usando ese género literario, la cual definió como una dimensión antropológica del ser humano.
En referencia al autor Ricoeurt, habló del concepto “Yo”, señalando que este “es una construcción social, una serie de experiencias, de imaginarios, de vivencias, de situaciones que las reúno en una sola palabra, porque no puedo decirlas todas juntas’. Precisó, que cuando se pregunta ¿quién soy yo?, el autor francés dice que “solo es posible narrando la vida, y mirando la vida como una totalidad significativa. Usted puede narrar su vida mirando a su pasado, comprendiendo el presente y desde el presente narrar vislumbrando su futuro. Esa capacidad que tiene el ser humano de narrar su vida, es lo que ese autor llama identidad narrativa”.
En torno al doctor Moscoso Puello, médico cirujano, dijo que como autor no tiene una labor literaria muy prolija, aunque tiene obras de narrativa y de ensayo como “Cartas a Evelina”, una serie de cartas a ser ficcional, una construcción imaginada, una interlocutora para conversar sobre los dominicanos. Afirma que Moscoso Puello en esa obra hace una mirada sociológica sobre los dominicanos, y en ella se puede ver la preocupación de este sobre los problemas que no han permitido que los dominicanos construyan su identidad.
El tercer panelista fue el maestro Domingo de los Santos, y en el desarrollo del tema “la dimensión pasional del conocimiento en la filosofía del límite, de Eugenio Trías, a quien definió, además como un filósofo enciclopédico, pensador que dominaba diversas áreas del conocimiento, como el Cine, la Literatura, la Música, y que trató de ver la Filosofía y el ser humano en su integridad, y para ello acuñó el concepto de la Filosofía del límite, porque el ser humano es un ser limítrofe.
El panel lo cerró el maestro julio Álvarez Acosta, con el desarrollo del tema “verdad y actos de habla: un análisis en tormo a la filosofía del lenguaje”, de John l. Austin.
El panel se desarrolló en el Sala D-40 de la Biblioteca Pedro Mir, con la participación de estudiantes de Filosofía, y estuvo moderado por los maestros María Virtudes Núñez y Leini Guerrero.