Los representantes de múltiples organizaciones sociales y delegados de más de una veintena de países que durante los días 23 y 24 de enero en curso participaron en la referida actividad, ratificaron con esta decisión la posición que en el 2014 presentaran los jefes de estado y gobierno, durante la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Las conclusiones del encuentro fueron plasmada en un documento, el cual fue leído por la licenciada Jordania Ureña, en representación de la UASD, y Pablo Vilas, de la República de Argentina, donde los congregantes califican a la CELAC como un rayo de esperanza para los países latinoamericanos y caribeños.
Asimismo, expresaron su decisión de denunciar militantemente las amenazas que representa el ascenso al poder del presidente estadounidense Donald Trump, por sus prácticas hegemonistas, misóginas, racistas, xenófobas e imperialistas, al tiempo de alertar la solidaridad de los pueblos en este sentido.
También, rechazaron la implantación de bases militares que llevan a cabo países y organizaciones ajenos a la región, la reactivación de la IV flota, la implementación de un nuevo Plan Cóndor, los ejercicios militares conjuntos con potencias y organizaciones extranjeras y demandan el retiro de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINISTAH).
De igual modo, condenaron la criminalización de la protesta social y la persecución de parte de grupos paramilitares contra gobiernos, organizaciones y líderes progresistas, al tiempo que reclaman justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa y exigen la libertad de la diputada Milagros Salas y el luchador político Simón Trinidad.
La declaración conjunta establece avalar la lucha de Puerto Rico por su independencia y la soberanía de la República Argentina sobre las islas Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur y espacios circundantes, así como exigir la erradicación de la pobreza, el hambre y la desigualdad social en el mundo.
Además, en el manifiesto se demanda el levantamiento inmediato e incondicional del bloque genocida contra Cuba, se apoyan los esfuerzos de Colombia por alcanzar la paz con justicia social y se saluda la reciente victoria del Frente Sandinista de Nicaragua y la reelección del presidente Daniel Ortega sobre el intento de socavar estabilidad del gobierno de El Salvador.
Concluye al señalar que esas posiciones se sustentan en la convicción inequívoca de que el más efectivo recurso es la unidad de las naciones por lo cual reiteran su compromiso esforzarse para poner en pie la fuerza popular y formar una barrera infranqueable contra las pretensiones del imperialismo estadounidense y sus aliados, en pro de avanzar hacia la conquista definitiva de la liberación nacional.