El laboratorio fue inaugurado con el objetivo de criar parasitoides, depredadores, patógenos, antagonistas, para suprimir una población de plagas, haciendo ésta menos abundante y, por tanto, menos dañinas que los demás insecticidas químicos.
El vicerrector Docente de la institución, doctor Jorque Asjana David, encabezó la actividad como parte del programa conmemorativo del 477 aniversario de esa academia, en representación del rector, doctor Iván Grullón Fernández.
Al funcionario lo acompañaron además, el vicerrector de Extensión, maestro Rafael Nino Féliz, y el decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias, maestro Modesto Reyes.
Asjana David, durante el acto bendecido por el cura Juan Cárdenas, de la Parroquia Cristo Salvador, manifestó su orgullo de que la UASD esté cumpliendo con su compromiso social, aun en la crisis financiera en la que se encuentra.
Dijo que esa academia y su Facultad de Agronomía y Veterinaria dan un paso más, necesario para que el país avance y mejore tanto en la producción de alimentos como a nivel económico.
“Esta iniciativa permite que el país avance y se ponga a nivel de otros que están en este proceso. Además es muy significativo que desde las academias se investigue cómo controlar las plagas que son tan dañinas para la salud humana, el medio ambiente y el reino animal”, dijo vicerrector Docente.
De su lado, el decano Reyes destacó que ha venido impulsando ese laboratorio desde hace 26 años, que es en beneficio de la sociedad dominicana.
Explicó que la importancia del proceso de control biológico de plagas radica en poder controlar el uso indiscriminado de los plaguicidas que son altamente tóxicos y que causan graves daños a la salud humana, animal y al medio ambiente.
“Las ventajas del uso de enemigos naturales son ampliamente conocidas, entre las que pueden citarse las que son más rentables y sostenibles, no provocan daño al aplicador, no dejan residuos en los vegetales, suelos, fuentes de agua, no afectan a otros organismos benéficos y no crean impacto negativo al medio ambiente y el país se ahorra en la compra de los plaguicidas químicos”, explicó el decano.
Sostuvo que esta nueva forma de acabar con las plagas dañinas facilita además el desarrollo económico del país, por ejemplo, utilizando la avispita conocida como Trichogramma, para controlar el gusano de flota de la yuca, que se realiza a un costo de 8 veces más económicos que con la utilización de insecticidas químicos
“Se liberan entre 2500 a 3000 avispitas por tarea, a un costo de 10 pesos, en comparación con la aplicación de un químico cuyo costo es de alrededor de 80 pesos”, agregó.
Hizo un llamado a los empresarios agrícolas del país para que se dediquen a producir este sistema y dijo que la UASD pone a disposición de ellos y de la sociedad este nuevo sistema de eliminación de plagas dañinas.
Anunció que en el laboratorio constantemente se están haciendo investigaciones, a fin de seguir avanzando y una muestra de esto es el reciente descubrimiento de un parasitoide enemigo natural de la mosca asiática del gandul, reportado por la ingeniera Rosina Taveras, que constituye un aporte para la ciencia, conocido con el nombre de Pedabiuscajanus.
Mientras que la directora del Bioterio Control de Plagas, la ingeniera Taveras, al decir las palabras de bienvenida, explicó que hasta el momento se han criado tres parasitoides benéficos y que han dado buenos resultados como insecticidas, entre éstos están: el Trichogramma (huevos de lepidóptero), Heterorhabditis y Chrysoperla (león de los afidoscephalanomia).
Agregó que la chrysoperla, por ejemplo, se utiliza para matar la mosca blanca y los ácidos y el Heterorhabditis es una termita que protege a la producción del plátano
“El nuevo Bioterio además de las investigaciones que lleva a cabo, proyecta producir avispitas para controlar el gusano de flota de la yuca, el cual ya ha sido efectivo y un complejo de plagas de Lepidoptera para cubrir alrededor de 50 mil tareas piloto de yuca bajo control biológico y llevar capacitación a técnicos públicos y privados”, sostuvo la ingeniera.
Indicó que el género Trichogramma constituye un grupo de himenópteros parasitoides de huevos de insectos muy utilizado en programas de control biológico de plagas, principalmente contra lepidópteros. Es conocido desde hace más de 150 años (fue descrito como género por Westwood, en 1833) y actualmente comprende alrededor de 190 especies.
Tavares explicó también que este laboratorio de control de plagas se ejecuta en la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias desde el 1988 y que hoy es ya una realidad, gracias a un equipo de trabajo y otras instituciones que lo apoyaron, entre las que están el Ministerio de Agricultura, el Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias (CONIAF) y el Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas de Francia (INRA), entre otras.
En tanto, el ingeniero Diego Torres leyó una breve semblanza del ingeniero Ramón Emilio Guzmán, cofundador del Bioterio y un experto técnico de esta área, quien murió hace poco tiempo y en su honor fue develizada una tarja por sus aportes a esa Facultad.
El laboratorio se encarga de realizar las colecciones de agentes de control biológico de plagas, diagnósticos e identificaciones de muestras de insectos traídos al laboratorio por estudiantes o particulares, así como hacer producción artesanal de extractos de plantas con poderes insecticidas y criar insectos para el estudio biológico y pruebas de eficiencia de plaguicidas.
El control biológico es el uso de parasitoides, depredadores, patógenos, antagonistas y poblaciones competidoras para suprimir una población de plagas, haciendo éstas menos abundantes y, por tanto, menos dañinas.
En el acto de inauguración estuvieron presentes además, la vicedecana de la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias, maestra Ramona Isa Medina; de Agronomía, maestra Ana Delia Reynoso, y la ex decana de la Facultad, maestra Marcia Corporán, así como familiares del fallecido profesor Guzmán, alias Chilón, su esposa María Elena Berroa y sus hijos Marlene y Arturo Guzmán Berroa.
Asimismo, invitados especiales, entre ellos los ingenieros Alfredo Mena, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA); ingeniero Pablo Rodríguez, director de la Escuela de Agronomía de la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), y agrónomo Rafael Pérez Duvergjé, director del Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IDIAF).