La joven Vargas siempre será recordada por su calidad humana, responsabilidad en el cumplimiento de sus funciones y por el trato amable que dispensaba a los visitantes, funcionarios y colaboradores.
La empleada estaba recluida en su hogar desde mediados del mes de marzo del año en curso, porque su estado de embarazo la convertía en vulnerable y de alto riesgo ante la pandemia del COVID-19.
La familia universitaria eleva una plegaria al Todopoderoso para que conceda paz a su alma, conformidad a sus afligidos parientes, proteja a su pequeña recién nacida y disponga un lugar en cielo para este inolvidable ser humano.