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Becas del MESCYT, reforma y desequilibrios | por Jesús de la Rosa - 1 de 3 -

Martes, 20 Septiembre 2016 13:34 Visto 3563 veces

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En las páginas 4 y 5 del periódico El Nacional, en su edición correspondiente al 4 de septiembre del año en curso, aparece un reportaje calzado con la firma de la periodista Pilar Moreno en el que, entre otros asuntos, da cuenta de las cuantiosas inversiones del gobierno del presidente Danilo Medina destinadas a proporcionarles a miles de jóvenes dominicanos becas de estudios de grado y postgrado en encumbradas universidades nacionales y extranjeras, cónsono con la idea de que el desarrollo económico de un país y la celeridad con que éste se produzca dependerá de la capacidad con que cuente para producir los recursos humanos necesarios para efectuar las tareas inherentes al mejoramiento del nivel de vida de sus habitantes.
La experimentada comunicadora le agrega a su reportaje cifras al respecto provenientes de fuentes gubernamentales: “Datos oficiales indican que en el año 2014, el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología invirtió en el Programa de Becas Nacionales e Internacionales más de $2,418 millones, el 81.15 por ciento de su presupuesto interno de ese año para formar profesionales de grado y postgrado”. Pilar Moreno admite que miles de personas de todos los estratos sociales han hecho realidad su sueño de cursar estudios de grado y postgrado en prestigiosas universidades de aquí y del exterior. Pero, pone en duda la pertinencia de una inversión tan cuantiosa como ésa al formular la pregunta de si la misma ha estado acorde con las necesidades de desarrollo económico y social de un país como el nuestro con una alta tasa de desempleo.


La correlación entre inversión en educación superior y el nivel de desarrollo social, económico y cultural de un país está bien establecida, por lo que es preocupante la tendencia que se observa aquí, y en otros países del área, de disminuir los aportes estatales, o su reasignación hacia los niveles educativos precedentes. De poco nos servirá una inversión de un 4% del PIB en educación preuniversitaria junto a otra de apenas un 0.33% del PIB en educación superior. Tanto los profesionales graduados aquí como los maestrantes y doctores allá corren el riesgo de vivir la amarga experiencia de no encontrar trabajo inmediatamente después de haber finalizado sus estudios. Es que dentro del contexto de una economía neoliberal, la relación con el mundo del trabajo está signada por la naturaleza cambiante de los empleos que demandan conocimientos y destrezas en constante renovación. Y es ahí donde la ecuación título universitario = trabajo deja de tener sentido por lo que debemos esforzarnos en titular, aquí o en el exterior, jóvenes que no sólo puedan ser buscadores de empleos, sino también emprendedores de éxito.


Hay un tipo especial de becas al que Pilar Moreno no alude en su enjundioso artículo: las que disfrutamos los funcionarios, asesores y técnicos tanto del MESCyT como de las universidades e institutos superiores públicos y privados. Quien esto escribe, cursó estudios de maestría y doctorado en evaluación y planificación universitaria en la Unión de Universidades Latinoamericanas y del Caribe (UDUAL) conducidos por la Red Internacional de Evaluadores (RIEV). Hoy laboramos, juntos a otros técnicos latinoamericanos, en la formulación de nuestra respectiva tesis doctoral. El costo de esos estudios resultó muy elevado, por lo que difícilmente hubiésemos podido pagarlos de nuestros bolsillos.

 
 
Fuente: Hoy.com.do
 

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