EGRESADO DESTACADO
Una vida consagrada a la educación y al combate socio-político
A 51 años de la revolución de abril, exhibe con orgullo el papel desempeñado por la mujer en la Gesta.
Por Leandro Campos
Somnia Vargas, oriunda del municipio de Tenares, de la provincia Hermanas Mirabal, ubérrima tierra cibaeña que constituye un símbolo del sacrifico de la mujer en momentos estelares de la lucha democrática de la Republica Dominicana.
Involucrada temprano en las diversas expresiones contra la tiranía de Trujillo, a Somnia Vargas desde muy joven le tocó asumir la responsabilidad de aportar desde distintos escenarios de su vida.
Somnia cuenta que fue una colaboradora en la lucha de la hermanas Mirabal en contra del tirano Rafael Leónidas Trujillo, en momentos en que sus esposos estaban presos y ella les servía para llevar mensajes.
Salpicada por los acontecimientos que involucraron a las Hermanas Mirabal, sintió el impulso para formarse políticamente en el movimiento clandestino 14 de Junio, de donde germinó su visión social y política.
En 1962, ya producido el ajusticiamiento del tirano, se separa de su tierra natal para matricularse en la carrera de Derecho en la Universidad. De esa experiencia recuerda que las preguntas que le hicieron para el examen de admisión versaron sobre la crisis del papel moneda, en franca intención de que no pudiera responder, pero ella, por los conocimientos generales que tenía al respecto, respondió correctamente. Recuerda que al estudiante entrevistado previo a ella le preguntaron sobre cuál era la Virgen Patrona del pueblo dominicano.
Ya matriculada en la universidad, se involucró en el grupo estudiantil Fragua, desde donde se expresaban los sentimientos sociales como práctica común de los jóvenes de la época.
La destacada maestra expresa abiertamente al periódico El UNIVERSITARIO la alegría que sintió al ver romper las barreras elitistas que se manifestaban en la Universidad, abriéndose sus puertas a los pobres del país, se eliminó el examen obligatorio y el pago de cien pesos para inscribirse, además de la norma de tener que asistir los hombres vestidos con traje y corbata, y las mujeres con vestidos y medias finas.
Las actividades desarrolladas por la inquieta joven en la UASD le merecieron la distinción de convertirse en la primera mujer en representar a los estudiantes ante el Consejo Universitario. Cuando ejercía esas funciones, y motivada por la imposibilidad económica de muchos estudiantes, propuso y logró la creación del programa Beca Estudio Trabajo, BET, que aún está vigente como esquema de apoyo a estudiantes sobresalientes de escasos recursos económicos en la academia estatal.
Somnia revela que lo momentos vividos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) fueron los más importantes de su vida, porque sirvieron como ejemplo de lucha, quedando sembrados por siempre en las siguientes generaciones.
Manifiesta que lleva dentro toda la emoción que significaron esos movimientos de lucha, y refiere con orgullo que estos atrajeron la atención y la visita de lo mejor de América Latina.
La rebeldía puesta de manifiesto en diversos escenarios por Somnia Vargas llegó a ponerla en una apretada situación frente a su padre, de quien cuenta que, aunque compartía ideas parecidas, hubo momentos en que sintió temor por la vida de su hija, y de manera enfática le dijo: “yo soy más padre que revolucionario” en franca alusión al peligro que enfrentaba en sus andanzas.
Somnia y la Revolución de Abril
Somnia Vargas es del grupo de mujeres que se entregó de manera activa y a tiempo completo a la lucha en las diferentes batallas de la contienda revolucionaria, participando incluso en la emblemática batalla del puente Duarte, en los fragores de la revolución de abril de 1965.
En el desarrollo y vinculación con las mujeres le correspondió desempeñar papeles importantes en la logística de la Gesta de Abril.
Explica que uno de los días más difíciles de su vida lo pasó en el Comando en momentos en que recibieron el impacto directo del fuego de la tropa invasora, pero contrapuesto a eso, le llenan de orgullo las manifestaciones de respeto que le expresaban los compañeros en los comandos de la revolución, quienes reconocieron que las mujeres tenían tantas aptitudes como los hombres.
La hoy abogada y profesora jubilada de la UASD no se arrepiente de nada de lo que hizo en los acontecimientos señalados y su participación en la revolución de abril, llegando a afirmar que el pleno reconocimiento de los derechos de la mujer nació en la revuelta social del pueblo.
Somnia tiene grandes preocupaciones por el rumbo de la sociedad dominicana, y hace un vehemente llamado a las mujeres para que se preparen para enfrentar y combatir la difícil realidad que las golpea.
La experimentada académica y activista social y política recuerda con mucho dolor el período de los 12 años de Balaguer, los que califica como “los tiempos más difíciles de la juventud dominicana, ya que en ese proceso de lucha y resistencia se produjo una selectiva eliminación de los mejores talentos de la juventud del país”.
La profesora Vargas valora el desempeño de la UASD frente a la embestida de sus verdugos, con resistencia y defensa de los mejores intereses.
Al ser cuestionada sobre los desafíos del país en estos momentos, la doctora Somnia Vargas, quien ha sido parte del Sistema Judicial del país, expresa su deseo y la aspiración de que alcance la credibilidad de sus instituciones públicas.
Expresa de manera abierta el gran deseo de que en esta sociedad podamos llegar al escenario donde se instaure una justicia independiente como una conquista de una democracia verdadera.
Para la maestra Somnia Vargas, los hechos son los que cambian al mundo. Entiende que el desafío de la sociedad dominicana es lograr que se respeten los derechos, los que a su juicio debe estar enfocado a conquistar un buen sistema de salud, de manera integral y de calidad; educación gratuita en todos los niveles; y un ambiente tanto natural como social sano.
Somnia tiene grandes preocupaciones por el nivel de inseguridad que experimenta la sociedad en sus diferentes sectores, que ha alcanzado ribetes preocupantes para el país. “Esas marcadas manifestaciones de violencia son mucho más preocupantes en cuanto a la mujer, fenómeno que se expande como una epidemia social.
"Las ideas no se venden"
Es la frase que sirve de colofón a Somnia Vargas para poner de manifiesto lo que significó la Gesta de Abril de 1965, en la que expresa que aunque los objetivos no se cumplieron en su totalidad, dieron un ejemplo al mundo de la gran dignidad del pueblo dominicano.
Vivió junto a un grupo de mujeres en una casa que servía de soporte a la revolución y se encargaba del abastecimiento. Entre sus compañeras destaca la participación de Teresa Espaillat, Brunilda Amaral, Sagrada Bujosa, Chily Strot, entre otras.
Además de estar integrada en la Academia Militar de la revolución, que funcionó en el parque Eugenio María de Hostos, le tocaba, junto con Emma Tavárez, impartir Moral y Cívica a algunos comandos de la zona constitucionalista.
Ese grupo de mujeres de abril mantiene su vigencia y hermandad a pesar del tiempo, y continúa enarbolando la bandera de los derechos de las mujeres. Después de esa participación las “Mujeres de Abril” asumieron otra visión de sus aportes a la sociedad.
“En esa revuelta se pusieron de relieve los deseos de un pueblo que luchó por sus derechos, por la democracia y la soberanía. Se puso en su justa dimensión el papel de la mujer en la sociedad, que dejó de ser vista como un objeto, por los papeles protagónicos que asumió en la gesta patriótica”, expone la catedrática.
La maestra entiende que su participación en la gesta de abril fue los más importante en su vida, porque la forjó y le formó la personalidad y aprendió a amar a su pueblo, valores que aún conserva y de los que se siente orgullosa.
MOVIMIENTO RENOVADOR
Para la destacada maestra, el Movimiento Renovador Universitario fue lo mejor que pasó en la Universidad, ya que permitió la masificación y abrió las puertas para todos y todas, sin distinción.
Desde sus primeros tiempos en la UASD, Somnia asumió el compromiso de luchar por los derechos de los estudiantes. Con marcada nostalgia, relata que sintió el momento de mayor emoción al ver la universidad convertirse en parte del pueblo.