EDITORIAL
Representa una lucha de tres años y medio de la actual dirección de la Escuela de Ciencias de la Información Pública, para que nuestra Alma Máter sea dotada de un órgano de difusión que sirva de intercomunicador entre todos los miembros de la familia universitaria, y que, a la vez, proyecte a la UASD hacia el mundo exterior.
En este último aspecto, la Universidad no puede mantenerse aislada. Ella está en el deber de motivar sus inquietudes y sus objetivos median te órganos apropiados, de tal mane ra que la ciudadanía se entere cómo nuestra institución va cumpliendo con sus compromisos a pesar de
las limitaciones en que se desenvuelve, y se forme una clara conciencia de nuestra misión frente al pueblo.
Entre la propia familia universitaria la comunicación es deficiente, podríamos decir que es casi nula. Se ignoran muchas cosas fundamentales, que deben estar al alcance de todos para un mejor conocimiento de lo que hace la UASD y de sus proyecciones hasta el seno de la sociedad.
UNIVERSITARIO deberá corregir esos problemas, y hacer verdaderamente eficaz la alta y noble misión que nos corresponde en este momento histórico de la humanidad. También servirá como medio de entrenamiento para los alumnos de periodismo, porque representa una necesidad impostergable que completará la preparación de los que egresen de esa unidad.
No basta la formación académica dentro del aula, con algún que otro ejercicio en determinadas materias, proyección de cintas cinematorgráficas y visitas a talleres y redacciones de periodicos. Es imprescindible que los alumnos de periodismo hagan por ellos mismos su órgano de difusión, para que se penetren de la técnica y realización cabal de la comunicación colectiva; que tengan
vivencia de lo que es “perseguir” y “realizar” la noticia y orientar a las masas acerca de los problemas que nos afectan.
La escuela de Ciencias de la Información Pública cuenta con uno de los planes de estudios más avanzados. Las experiencias que sus alumnos adquieran en este periódico y en
el programa de radio les darán una formación superior, que nada tendrá que envidiarle a la de cualquier otro país del mundo.
Contra muchas adversidades y adversarios, el periódico de la UASD dice: “¡Presente!”, ahora es
deber de todos ofrecerle su apoyo, para que cumpla la delicada tarea de informar y orientar para una Universidad mejor, que se dé a conocer en su misión redentora, fuera del reducido recinto en que nos desenvolvemos.
Para eso, y para mucho más. Por la grandeza de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y de la patria: ¡Aquí estamos!