EGRESADO DESTACADO
El artista debe ser auténtico, autocrítico y practicante sistemático de lo que aprende
La tranquilidad que se deriva de la vida rural y todos los componentes de la naturaleza han sido fuentes de inspiración de primer orden para los grandes pintores, dibujantes e ilustradores, tal es el caso de Vincent Van Gogh, quien en esas condiciones logró construir su propio estilo, también, el pintor, escultor y dibujante colombiano Fernando Botero, que en sus obras trabaja naturalezas muertas y paisajes, las cuales complementa con una alta dosis de humor y sátira para generar un vínculo estrecho entre su obra y los espectadores.
Elementos como la luz, la oscuridad, la tristeza, la alegría y el sentimiento de empatía que se desprende de la visión de la humanidad, han inspirado grandes obras y extraordinarios estilos, como el de Rembrandt y Caravaggio, considerados como grandes maestros de la pintura barroca.
Precisamente, el arte plasmado en lienzo por estos dos colosos de la pintura ha servido de inspiración para el pintor, dibujante e ilustrador dominicano Julián Amado, quien por su importante obra y numerosos reconocimientos es considerado uno de los mejores artistas de la generación del 60 en el país.
Seguidor también de la obra de Miguel Ángel y del dominicano Amable Sterling.
En el 2008, el laureado artista visual presentó su primera y única exposición individual, titulada “Claves del Ser”, exhibición que constaba de 26 obras realizadas con un procedimiento técnico denominado Cancelografía, una técnica que el mismo Julián Amado inventó para plasmar y desentrañar todo su talento creativo con una factura novedosa y magistral, es una técnica que consiste en suprimir densas zonas tonales mediante la aplicación de determinados solventes esparcidos de acuerdo al efecto deseado y que garantizan un acabado con detalles ultrarrealistas y cuasifotográficos.
Amado desarrolló esa técnica para poder aportar a la formación de sus estudiantes en la Universidad Autónoma de Santo domingo. “De tener que hablar de Julián y su trayectoria de profesor universitario, creo que he aportado y logrado resultados con mis estudiantes. Saber eso me hace sentir lleno. No sé, es que uno puede llegar a tener recursos económicos, pero al final eso no llena. Yo aprecio mucho encontrarme con personas que uno ayudó a formar, y que cuando te ven, te distinguen. Corren para encima de ti, exclaman, ¡ése fue mi profesor, y lo quiero mucho! Para mí, eso vale más que todo”, dijo el artista en entrevista para El Universitario.
Su niñez transcurrió de manera normal. Desde joven, era un devorador de enciclopedias y revisaba y analizaba todo lo que guardaba alguna relación con el arte. No por casualidad decidió su oficio. También su madre ejerció influencia en él.
Al cansancio y al estrés por el cúmulo de trabajo, el artista visual Julián Amado ha sabido sacarle provecho creativo. Muestra de eso es que el artista obtuvo en 2003 el Primer lugar de la categoría de Dibujo, en el marco del premio de la XXII Bienal Nacional de Artes Visuales, en un momento en que se sentía abrumado por el exceso laboral, lo que se reflejó en la obra galardonada.
Amado es un consagrado del pragmatismo, ya que en la transmisión de conocimientos considera que debe haber un elevado componente de demostración, ya que a su juicio, es una forma de lograr que los receptores del mensaje asimilen lo básico de lo enseñado.
Julián Amado considera que sus creaciones giran alrededor del movimiento artístico denominado “Realismo Mágico”, término que fue utilizado inicialmente por el crítico de arte alemán, Franz Roh para describir una pintura que proyectaba una realidad alterada. “Lo importante es que lo que usted domine sirva para comunicar lo que está sintiendo como artista, y que el otro, como observador, lo pueda captar o verse reflejado”, subraya.
Identificación de una nueva técnica
“Yo siempre estuve buscando técnicas, cosas que fueran asequibles para los estudiantes de la universidad, especialmente para los estudiantes de la UASD. Pensaba que la falta de recursos de esos muchachos, les impedían comprar materiales costosos. Eso me motivó a descubrir alguna técnica que ayudara a mejorar esa situación. Trabajé con la técnica del humo. La “Cancelografía” se me ocurrió a partir de ahí, más o menos para el año 2002-2003. Me quedé con esa técnica guardada. El catalizador nació en las aulas. De ahí salió todo”, expone.
Explica Julián Amado que comenzó a observar los materiales con el que trabajaban los estudiantes, como la cartulina satinada para hacer carpetas. Notó que ese material tendía a desgastarse, por lo que probó con la goma de leche, la mano, goma de tinta y otros materiales que funcionaban.
Expresa el artista que quien le dio nombre a la técnica fue el artista y compañero profesor Gabino Rosario, quien sacó el nombre de la traducción italiana “Cancellare” y el grafiado.
En la técnica de la “Cancelografía” se debe restar el color impregnado en el papel, en este caso la cartulina, que puede ser de cualquier color. Es una técnica básicamente monocromática. Se va restando con las gomas hasta llegar a la superficie base, que es el blanco. Se raya, se guaya, eso grafiado. Se usan diferentes gomas de borrar. Las manos rayan y guayan, disolventes, thinner, aguarrás, entre otros.