EGRESADO DESTACADO
Fue corredor de campo y pista en los 400 metros, practicó artes marciales, beisbol, y estuvo vinculado a la iglesia católica en los tiempos en que era monaguillo. El haber nacido y residido hasta los primeros años de su adolescencia en San Pedro de Macorís ejerció una poderosa influencia en la definición de su vocación profesional.
En los dos años finales del bachillerato, el doctor César Mella Mejías asistió como practicante al hospital San Antonio, de San Pedro de Macorís, propiedad del doctor Carl Theodore George, quien fue un notable médico de origen Prusiano que se radicó en el país, específicamente en San Pedro de Macorís en 1921, y realizó una obra social memorable. Colocando apósitos, poniendo inyecciones y curando heridas, Mella Mejías comienza a construir su vocación de médico al servicio de las masas desvalidas. Pero la tradición de San Pedro de Macorís de ser centro para el ejercicio de brillantes galenos, por la gran cantidad de pacientes que había y por el boom de la industria azucarera, fue lo que ejerció en él la mayor influencia.
“San Pedro de Macorís, desde la década del 1920 hasta los 60s no solo fue el parís chiquito, sino que fue una meca de la medicina, donde fueron a practicar médicos como Francisco Moscoso Puello, Luis Eduardo Aybar y otras cumbres de la medicina nacional, de las islas del Caribe y de otras procedencias internacionales que venían a ese hospital a tratar problemas de salud, sobre todo en el área de la ortopedia y la cirugía”, expone el eminente médico en entrevista concedida a El Universitario.
El inquieto muchacho Ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo en noviembre de 1967, y nueve años después, fruto de los avatares de esa época, en la que la universidad fue intervenida dos veces, fue el 26 de agosto de 1976, cuando se invistió Magna Cum Laude, por cuyos méritos y honores fue acreedor del premio Amín Abel Hasbún. En su tránsito por la universidad, Mella Mejías se integró a las expresiones organizadas de defensa y lucha del naciente Movimiento Renovador, siendo un activo participante del grupo estudiantil Fragua, y de las demandas por mejores condiciones para la Universidad pública. En esas batallas fue donde forjó el compromiso social que le ha acompañado por los últimos cincuenta años de vida pública.
Luego de graduarse en la UASD, el joven médico viajó a Cuba, donde hizo la especialidad en Psiquiatría, obteniendo los dos títulos ofrecidos, primer y segundo grado. Antes, ya había ingresado a la carrera docente como monitor de bioestadística, lo que fue el inicio de una carrera académica brillante que más tarde lo llevó a dirigir la Escuela de Medicina, luego el área de postgrado, hasta convertirse en decano de la Facultad de Ciencias de la Salud por dos períodos consecutivos.
Pese a esto, su vínculo con la academia no cesa y en la actualidad se desempeña como Coordinador de Reválidas y Convalidaciones de esa unidad académica. En el 2007, la Universidad reconoció su desempeño como docente y profesional que ha trabajado con esmero en beneficio del desarrollo de la academia y del país, al otorgarle el título de Profesor Meritísimo de la UASD y el Colegio Médico Dominicano le confirió el máximo honor, al distinguirlo como Maestro de la Medicina dominicana.
Fue presidente de la Asociación Medica Dominicana hoy Colegio Médico Dominicano, en el periodo 96-97, además de haber ocupado la presidencia de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría y haber sido presidente de la Asociación Psiquiátrica para América Latina, en el periodo 2006-2008. De sus años mozos recuerda la primera vez que salió en una publicación periodística, lo que ocurrió luego de participar, y llegar en tercer lugar en una carrera de campo y pista en 400 metros, en una competencia regional donde corrieron jóvenes de Hato Mayor, El Seibo, Higüey y San Pedro de Macorís.
De esa experiencia, revela aprendió la frase de: “si vienes de lejos trata de llegar cerca”. El reconocido académico entiende que la universidad está condenada a cualificarse y relanzarse para seguir siendo la cons ciencia crítica de la patria, y debe aspirar a que el crecimiento poblacional esté en consonancia con los requerimientos de la sociedad, para que su rentabilidad sea cada vez más pertinente. Desde la valoración de Cesar Mella Mejías, en estos momentos la Universidad Primada tiene varias amenazas, motivadas por el deseo de reparto del presupuesto.
Tiene enemigos internos, nacionales e internacionales, y se observa la intención de trastocar el fuero y su autonomía, los cuales constituyen sus más preciados valores, conseguidos sobre la base de grandes luchas a través del tiempo. “Esas luchas fueron encabezas por los grupos estudiantiles, penosamente hoy degenerados en sus niveles más pobres”, expresa. El doctor Mella Mejías opina que hay sectores que planifican crear otra universidad pública, para que sirva a las estructuras del mercado y los negocios particulares. Dice que la partidocracia de derecha y de izquierda le ha hecho mucho daño a la universidad.
A pesar de las dificultades, la UASD, en término de producción de egresados destacados, profesores y maestros en todas las áreas del conocimiento, es un templo ético comparado con los niveles de corrupción experimentados en el país. “Hay egresados luminarias que les da vergüenza decir que son producto de esta universidad.
En cambio, otros agradecemos todo lo que somos a esta gloriosa institución académica. Son muchos años abrazada a las mejores causas y la justicia social, que no ha sido en vano, y hay que seguir defendiéndola, para que siga siendo la bandera de los desposeídos y el principal instrumento de movilidad social”, apunta. Al pedirle una reflexión final, el Maestro recomienda a todas las personas, profesionales, ciudadanos, a ser activos políticamente, al tiempo de afirmar que la UASD crea generaciones de profesionales que no se rinden y que están siempre dispuestos a morir con la ropa puesta en defensa de sus principios