EDITORIAL


A 478 AÑOS, CONMEMORACIÓN, MÁS QUE CELEBRACIÓN

Viernes, 28 Octubre 2016 00:00 Visto 2423 veces

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Para una institución cualquiera, acercarse cada año a cinco siglos de existencia debería ser motivo de celebración.

En la Universidad Autónoma de Santo Domingo tenemos que conformarnos con conmemorar los 478 años de la fundación de la Universidad, porque si bien el hecho nos produce gran alegría, la misma no llega a celebración.

Los innegables aportes de esta casi quincuagenaria institución de educación superior, que ha sido faro de luz para tantas generaciones de dominicanos y dominicanas, así como de muchos nacidos en otras tierras, son evidentes.

Su incomparable papel en la formación de los cuadros técnicos y profesionales que a través de los siglos transcurridos desde su establecimiento en 1538 ha contribuido al desarrollo nacional y ha dotado a millares de las capacidades requeridas para ese desarrollo, a través de las disciplinas que han formado parte de su oferta académica.

Hoy son más de noventa las carreras que se ofrecen al nivel de grado y la lista de programas de especialidades y maestrías abarca áreas que corresponden a las nueve facultades con que cuenta la Primada de América.

La función docente de la UASD ha asegurado que el Estado, los gobiernos y los sectores productivos y sociales de la nación hayan podido contar con los cuadros directivos y técnicos para el cumplimiento de sus misiones.

En cuanto a la educación básica, media y superior, ha servido la UASD como formadora de la mayoría de esos docentes con que cuenta el país.

Sin embargo, amargamente hay que expresar que, sin llegar al extremo de arrastrarse, la Universidad languidece, producto de un nivel alarmante de desatención por su patrocinador, que es el Estado Dominicano, a través de sus poderes ejecutivo y Legislativo.

Irrespetando las leyes 5778, sobre Autonomía Universitaria, y la 139-02, sobre Educación Superior, Ciencia y Tecnología, que contemplan ambas el tratamiento presupuestario que debe dársele a la UASD, se mantiene a la misma en un nivel de postración que le impide cumplir cabalmente con sus funciones de docencia, investigación y extensión.

No han valido los reclamos ni la presentación de evidencias sobre la labor que realiza la Universidad con más de 200 mil dominicanas y dominicanos que se preparan en ella, ni las precariedades con que se realiza el trabajo, con un número insuficiente de docentes mal pagados, con instalaciones insuficientes y deterioradas, con falta de tecnologías para una educación moderna, con insuficientes recursos para apoyar el proceso de aprendizaje y la investigación.

Pese a todo, la UASD no perecerá. Su inigualable contribución es requerida para garantizar una educación pública de calidad, Plural, democrática, que asegure la formación universitaria de las clases de menores niveles socioeconómicos, que tienen en ella su principal medio de promoción intelectual y de movilidad social.

Hemos conmemorado este año los 478 años de fundada la Universidad y esperamos poder celebrar sus próximos aniversarios en mejores condiciones que las actuales. La Patria lo necesita y la sociedad dominicana lo tiene que asegurar.


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