CULTURA
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Posiblemente, en lugar de la página 5, debería estar en portada, pero es que la UASD ya está acostumbrada a cosechar los frutos de su trabajo sin estridencias. Por eso, reportar que al finalizar el 2015 la Universidad habrá graduado más de once mil dominicanas y dominicanos en un año no parece información que deba ocupar titulares de primera plana.
Qué gran orgullo produce, sin embargo, poder informar a la ciudadanía, al gobierno, al sector productivo nacional, a las organizaciones no gubernamentales, a los gobiernos e instituciones internacionales que la apoyan, que 9,341 egresados al nivel del grado han logrado su sueño de obtener una profesión universitaria, gracias a que existe la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que sin distingos los recibió en sus aulas, dedicó sus mejores recursos humanos y materiales para darles la oportunidad de sus vidas, que repre senta, no solamente un logro personal, sino también, familiar y en muchos casos comunitario.
Los más de once mil egresados de la UASD en este año incluyen 1,692 profesionales que a través de programas de especialidad y de maestría han podido elevar su grado profesional en procura de ofrecer un servicio de mayor nivel en sus respectivas profesiones, de continuar actualizándose en sus quehaceres y preparándose para asumir nuevas responsabilidades en los campos de la docencia o del desempeño técnico-científico, tan necesarios para nuestro país.
La Universidad cumple plenamente con su misión de hacer la educación superior asequible a todos los sectores de la sociedad dominicana, ya que a través de sus instalaciones en la capital del país, como a través de sus recintos, centros y subcentros diseminados a través de toda la geografía nacional, permite a hi jos de este pueblo realizar una carrera universitaria sin abandonar el lar nativo y las responsabilidades laborales y familiares.
A pesar de sus limitaciones económicas y de otras índoles, la Universidad del Pueblo, como bien la llaman quienes se han nutrido directa o indirectamente de sus mieles, como Madre Nutricia de los sectores menos favorecidos de la nación, seguirá ofreciendo sus pródigos frutos a esta tierra, para garantizar los recursos humanos que demanda un desarrollo social y económico con auténtica democracia social y económica.
El gobierno y el pueblo de la República Dominicana sabrán valorar en su justa dimensión los aportes extraordinarios de esta Academia, Primada de América, que en sus 477 años de existencia, sigue siendo la más importante institución de educación superior con que cuentan, y que en consecuencia, deberán ofrecerle el respaldo necesario para hacerla cada vez más excelente.
Aunque nacida antes, la Universidad Autónoma de Santo Domingo es hija del Estado Dominicano. Su cambio a la condición de laica le dio una dependencia gubernamental. Las subsecuentes modificaciones constitucionales y legislativas la han hecho el instrumento de formación de recursos humanos al nivel superior con el que el Estado ha tenido, hasta hace un tiempo, el único compromiso legal. Recientemente, ese compromiso se ha extendido a unas cuantas instituciones de educación superior, manteniendo la UASD cerca del 90% de la matrícula estudiantil de las academias de educación superior estatales.
Al arribar al septuagésimo séptimo año de su cuarto centenario, la Universidad se encuentra en plena madurez, con una producción de más de doce mil egresados de grado y postgrado al año, nueve facultades, con 48 escuelas y más de 100 carreras, con cerca de 200 mil estudiantes que acuden a 19 recintos dispersos por toda la geografía nacional. Sin embargo, este aniversario, oscuros nubarrones se ciernen sobre ella. Con un débil apoyo presupuestario de la fuente que por ley debe sustentarla, la institución se ve limitada en el cumplimiento de sus tareas.
No puede desarrollar infraestructuras básicas para su desempe ño, como aulas, laboratorios y talleres que les son imprescindibles para asegurar una formación adecuada a sus estudiantes; sin contar con los recursos para renovar instalaciones que ofrecen servicios tan vitales como los bibliotecarios o los asignados a su plataforma tecnológica; imposibilitada de aumentar su número de docentes y al mismo tiempo reducir la carga académica que llevan, en detrimento de la calidad académica, la Academia subsiste en medio de precariedades. Al mismo tiempo, interpretaciones interesadas de sectores públicos y privados, políticos y comerciales, amenazan con reducir, a través de modificaciones legislativas, las prerrogativas y atribuciones que por años ha cumplido la Universidad con eficiencia. Ahora se trata de la propuesta de Ley para el Examen Único de Competencias para el Ejercicio de la Medicina, pero mañana, nadie sabe qué se agregará.
En el campo de la educación básica y media, los embates para reducir las prerrogativas de la Academia en la formación de docentes es motivo de preocupación y lucha. Las actividades celebradas como parte de este mes aniversario de la Universidad han abarcado un amplio abanico, con participación de actores nacionales e internacionales, que po nen en alto relieve lo que la Universidad es y hace.
Congresos, simposios, exposiciones, ciclos de cine, seminarios, conferencias, encuentros, presentaciones artísticas, actos de investidura e intercambios deportivos forman parte de una larga lista que llenó con atractivos cada día del calendario en este octubre, que además ha coronado las conmemoraciones del cincuentenario de la Gesta de Abril de 1965 que durante todo el año ha llevado a cabo la Universidad, un hecho patriótico al que la Universidad debe su fisonomía actual, producto del Movimiento Renovador Universitario surgido a partir del mismo.
La Universidad se mantendrá dando los más abundantes y capaces frutos de la educación superior dominicana, como lo ha hecho en estos 477 años, en los cuales ha suplido la mayoría de los profesionales que hoy dirigen el país, tanto en el ámbito público como privado; continuará representando el baluarte más genuino en la defensa de los intereses nacionales; seguirá siendo la institución de formación profesional con la más variada oferta curricular, y sobre todo, seguirá siendo el medio de acceso por excelencia de los sectores más humildes de la población dominicana a la formación universitaria y principal puerta de movilidad social de la nación.