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Expectativas, desiluciones y resabios

Martes, 03 Febrero 2015 13:23 Visto 3412 veces

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Super User

PERIODISTA

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Por Jesús de la Rosa

Jesusa es una niña de tres años, nieta de quien esto escribe. A mi chiquilla le preocupaba el hecho de no saber leer ni escribir ni manejar una computadora con destreza como lo hace su hermano Jesús, de once años de edad, estudiante del primer año del bachillerato. Al observar los libros, uniformes y otros materiales de uso escolar que sus abuelos le habían comprado a su hermano mayor, Jesusa me pidió que la mandara a la escuela. Haciendo uso de mis relaciones con gentes importantes del sector, logré matricularla en un acreditado colegio ubicado en la Urbanización Paraíso, un mes después de haberse iniciado el presente año escolar.

 

Temprano en la mañana de un día cualquiera del mes de septiembre recién pasado, oronda y orgullosa, luciendo un elegante uniforme escolar, Jesusa, junto a su hermano mayor, y a tres de sus primos subió a mi automóvil. Dentro del vehículo, mi pequeña nieta tuvo una disputa con ellos alegando tener el derecho de ocupar un asiento del lado de una de las ventanas; pero, su hermano y primos le hicieron saber que esos asientos eran de uso exclusivo de los varones, que las hembras debían ocupar los del medio. Después de dejarlos en su respectivos colegios, me dirigí a la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ese día, a ratos meditaba en torno a la actitud levantisca de mi chiquilla. Me preocupaba el hecho de que Jesusa, una vez alcanzara la edad adulta, se convirtiera en una feminista militante.

De regreso a mi hogar, alrededor de las tres de la tarde de ese mismo día, noté que Jesusa estaba a la espera de mi llegada. Con cara de rabia, me dijo: Abuelo, hágame el grandísimo favor de quitarme de ese colegio. ¿Qué le había sucedido a mi chiquilla? Nada de importancia. Jesusa creía que en un solo día de clase en ese colegio un niño podía aprender a leer y a escribir, y a manejar una computadora. Al comprobar que no era así, optó por echarle la culpa a su maestra, enrostrándole que no sabía enseñar, y de paso reclamándole a su abuelo que la matriculara en otro colegio. Ciertos comunicadores observan un patrón de conducta parecido al de mi pequeña chiquilla. Veamos. Con un promedio de inversión anual en educación equivalente al 1.95% del PBI, por años, el Sistema Dominicano de Instrucción Pública fue el peor financiado de la América española. Afortunadamente, gracias a la disposición del Gobierno del presidente Danilo Medina, ya ha dejado de serlo. Pero, ciertas personas creen que una vez logrado el tan demandado 4% del PBI, los males que afectaron por años al a nuestro Sistema de Instrucción Pública debieron de corregirse.

Finalizada la Revolución de Abril, se inició en la UASD un Movimiento Renovador que rompió los viejos moldes de una universidad enclaustrada. Al igual que todos los años, la UASD celebró el 24 de Abril recién pasado una graduación ordinaria en la que se invistieron más de mil nuevos profesionales. Pero, dicho acto no ocupó mayores espacios en los principales medios de comunicación escrita y televisada; la noticia de la UASD que ciertos medios resaltaron fue la de la protesta que ese mismo día protagonizaron un pequeño grupo de estudiantes por los alrededores de la Universidad estatal. ¿A qué se deben esos resabios contra una institución como la UASD que tanto ha aportado y aporta al desarrollo social y económico del país?

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    A mediados de la década de los años cuarenta del pasado siglo 20, la Universidad de Santo Domingo fue reorganizada como un monopolio y una dependencia del Estado, con una intención puramente utilitaria y profesionalizante. Fueron los principales asesores de Trujillo quienes, no sólo elaboraban sus nuevos planes de estudios, sus normas de administración y el nombramiento de sus catedráticos, sino hasta la moral pública que había de inculcárseles a los estudiantes. Y lo hicieron de manera tal que resultaba difícil encontrar un modelo de universidad más opuesto al empleado por la cuatricentenaria institución desde su origen. Ese modelo de universidad, añejo y en desuso, hizo crisis en 1961, meses después del ajusticiamiento del sátrapa.

    En enero de 1960, surgió un amplio movimiento de la juventud dominicana de entonces que asumió como suyas las ideas programáticas de los expedicionarios del 14 de junio con miras a derrocar la tiranía trujillista: el Movimiento 14 de Junio. Dicha agrupación fue encabezada por los doctores Manuel Aurelio Tavárez Justo, Manuel Tejada Florentino, José Antonio Fernández Caminero, Luis Gómez, entre otros. También formaron parte de la misma las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, la ingeniera Tomasina Cabral y cientos de jóvenes más. Casi todos fueron apresados, torturados, y muchos de ellos desaparecidos. Esa juventud jugó un papel de primer orden en la formación de un ambiente de resistencia que posibilitaría el derrocamiento de la tiranía. El historiador Franklin Franco considera que “la juventud estudiantil y profesional de la Universidad de Santo Domingo, procedente de la clase media, fue el sector que más padeció en ese tortuoso período de resistencia y el que marcó la pauta a seguir a todo el pueblo” Esto se constituyó en un factor determinante que motivó a la Alta Jerarquía de la Iglesia Católica a la publicación, el 25 de enero de 1960, de una Carta Pastoral condenando públicamente los abusos y atropellos que se cometían con los jóvenes universitarios encarcelados. Fue lo que podría considerarse el principio del fin de la Era de Trujillo. La efervescencia política que produjeron esos y otros hechos fue tal que, a partir de entonces, pocos dudaban de que los días de Trujillo en el poder estuvieran contados. Y así fue. El 31 de mayo de 1961 Trujillo fue ajusticiado mediante una conjura encabezada por un grupo integrado por viejos servidores de su régimen. Días después de la muerte del sátrapa, la juventud estudiantil universitaria irrumpía en el escenario político nacional con una gran concentración en el campus de la Universidad estatal, demandando del gobierno el otorgamiento de la autonomía y el fuero universitarios. Dicha actividad fue interrumpida antes de finalizar por la presencia amenazante en los predios de fuerzas militares y policiales. Con el objetivo de convertir la Universidad de Santo Domingo en una institución de educación superior autónoma a la cual todos tuvieran acceso, el 13 de julio de 1961 se fundó la Federación de Estudiantes Universitarios (FED). La directiva provisional de dicha agrupación estuvo integrada por los bachilleres Asdrúbal Domínguez, Leopoldo Grullón, Oscar Lama, Rafael Alburquerque, Víctor Manuel Decamps, entre otros. En medio de continua movilizaciones estudiantiles en demanda de un conjunto de reivindicaciones, el 31 de diciembre de 1961, el presidente Joaquín Balaguer promulgó la Ley 5778 mediante la cual se le otorgó a la Universidad estatal la autonomía y el fuero universitario. Se designó un Consejo Universitario Provisional presidido por el doctor Julio César Castaños Espaillat e integrado por los catedráticos René Augusto Puig y Froilán Tavárez, y por los bachilleres Antonio Isa Conde y Asdrúbal Domínguez. La Universidad Primada fue redefinida como una comunidad de estudiantes y maestros con poderes para dictar sus leyes y reglamentos a tono con los predicamentos de la Reforma Universitaria de Córdoba.

    Fuente: hoy.com.do

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    En los años cincuenta y principios de los sesenta del pasado siglo 20, algunos países latinoamericanos y del Caribe vivieron todo un proceso de transformación de sus instituciones, expresado en un movimiento contra las dictaduras militares que los gobernaban. Ello, incidió muy marcadamente en la crisis que culminó dando al traste con la dictadura trujillista. El sátrapa en persona contribuyó a que esto sucediera no sólo con sus crímenes, también, haciendo que la República Dominicana desempeñara el papel de un hotel de cinco estrellas donde acudían a recrearse dictadores de América Latina que, una vez derrocados, huían de sus respectivos países. El primero en llegar lo fue el general argentino Juan Domingo Perón, a finales de 1955; continuándole dos años después el general colombiano Rojas Pinilla, siguiéndole a éste el dictador venezolano Pérez Jiménez. Esas fugas de dictadores derrocados hacia la República Dominicana concluyó el primero de enero de 1959 con el arribo al país del dictador cubano Fulgencio Batista luego de su huida vergonzosa de Cuba, tras ser derrocado por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio que encabezó el doctor Fidel Castro Ruz. Todo esto produjo un gran vuelco en la conciencia de los pueblos latinoamericanos y del Caribe. Nuevas perspectivas se les abrieron a los cientos de luchadores anti-trujillistas que vivían en el exilio. En un plazo relativamente corto, al igual que otros países el área, la República Dominicana llevó a cabo una notable transición desde un prolongado período de dictadura a una democracia en pleno funcionamiento.

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    En las páginas 276 y siguientes de su libro “Historia de la UASD y de los Estudios Superiores” el historiador Franklin Franco describe la manera en cómo tomó cuerpo un amplio movimiento de la juventud de entonces, universitaria en su mayoría, que asumió como suyas las ideas y propuestas de los expedicionarios del 14 de Junio de 1959. Trujillo respondió elevando la represión y el terror a niveles inimaginables, sin percatarse de que el fin de su mandato dictatorial se acercaba.

     

    Fuente: hoy.com.do

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    En tiempos en que en las universidades de la América española pervivían las ideas medievales y las estructuras académicas de la universidad napoleónica, y en que los conflictos entre estudiantes y autoridades universitarias eran el pan de cada día, estalló una gran crisis en una universidad de Argentina impulsora de una reforma de la educación superior del país suramericano y de todo el continente. El hecho a cual nos referimos ocurrió hace más de noventa años, no en Buenos Aires, como era de esperarse, sino en uno de los lugares más empobrecidos y menos industrializados de esa nación: en la Provincia de Córdoba.

    La Reforma Universitaria de Córdoba habría de imprimirle a la universidad latinoamericana la fisionomía peculiar que todavía conserva. Representó mucho más que un mero episodio de rebeldía estudiantil. Supuso desde su origen una intención de cambio social que fue más allá de modificar la ordenación de una pequeña universidad. A pesar de que tuvo una resonancia continental, los vientos de Córdoba alcanzaron magnitudes y direcciones diferentes dependiendo del país bajo su influencia: En la Argentina su realización fue típicamente universitaria; en el Perú devino en partido político; en México, no fue más que un capítulo de la Revolución del país azteca; en Cuba permaneció por años como una fuerza revolucionaria latente llegando a tener cierta significación en el Movimiento 26 de Julio antecedente inmediato de la Revolución castrista. ¿Qué influencia tuvo la Reforma de Córdoba en los acontecimientos ocurridos en la Universidad de Santo Domingo inmediatamente después del ajusticiamiento del tirano Rafael Trujillo y de la ocurrencia de la Revolución e Abril de 1965? Es ésa otra historia en la cual nos detendremos en la última entrega de esta serie de tres.

    Ahora, permitiésemos citar unas expresiones del catedrático universitario argentino Luis Manuel Peñalver, relacionadas con el tema de la influencia de las crisis universitarias en los movimientos sociales aparecidas en el prólogo escrito por él de la obra “80 Años de la Reforma Universitaria de Córdoba” del escritor nicaragüense Carlos Tünnerman: ”La explosión educativa, especialmente en el nivel superior, la renovación incesante de los conocimientos determinada por los vertiginosos avances científicos y tecnológicos, y la lentitud de adaptación estructural y funcional de las universidades a los inevitables cambios han originado una crisis universal de la educación superior. Afanosamente los líderes educacionales, los docentes y un estudiantado cada vez más alerta e inquieto buscan nuevas fórmulas de concepción, estructuras, métodos e instrumentos que permitan a las universidades y demás instituciones de educación superior dar respuestas a las interrogantes y retos planteados en esa crisis, cuya solución es de mayor interés por la importancia creciente de la educación superior en el desarrollo de los pueblos, como factor de formación de recursos humanos de alto nivel y de creación de conocimientos”.

    Fin de la cita. ¿Qué papel habrán de desempeñar en lo adelante los Estados y gobiernos en relación con la participación decidida de las universidades en el desarrollo de los pueblos y en la creación de una sociedad más justa y solidaria?

    Fuente: hoy.com.do

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