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A la memoria de Mercedes Sabater de Macarrulla

Lunes, 10 Julio 2017 12:57 Visto 6034 veces

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Publicado en El Universitario Impreso
Segunda Quincena de Mayo de 2015

 

Por: Leandro Campos

A La Macarrulla, como más se le acostumbra llamar, las expresiones que más le disgustan escuchar, es cuando hablan de privatización de la Universidad estatal. A pesar de sus largos años de vida, aun se siente con la fuerza suficiente para defender todo lo que significó y significa para ella la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD.

Con acentuado tono de voz, y de manera enérgica y precisa, hace un ferviente llamado a las jóvenes de esta generación a que defiendan la Universidad pública y abierta, donde todos los dominicanos tengan las mismas oportunidades de prepararse.

La profesora meritísima de la universidad estatal expresa que le molesta escuchar la frase de “que hace falta un Trujillo”. “El que di- ce eso es porque no sufrió persecuciones, atropellos y vejaciones de esa dictadura, si volviese un dictador como él, debería ser para gobernar a quienes lo piden”.

Durante el desarrollo de la entrevista, la maestra fue enfática y reiterativa en destacar la amistad que le unía al profesor Juan Bosch. Aunque se consideraba una mujer de posiciones de izquierda, entendía que Bosch encarnaba los ideales más nobles del pueblo dominicano.

Su participación en la UASD

Fue de una generación de mujeres que desarrolló proyectos importantes en la universidad estatal. Narra con emoción los grandes momentos que vivió en la UASD, al tiempo de confesar que disfrutó los episodios más hermosos de su vida. Revela que dar clase en la facultad y pasear con los estudiantes era todo un placer para ella. La maestra recuerda con marcados afectos las grandes luchas libradas por la Federación de Estudiantes Dominicanos FED de los años sesenta, y las expresiones partidarias y políticas en momentos de tanta efervescencia de la juventud del país.

Explica uno de los episodios de mayor intrepidez en la universidad, el momento de las luchas internas entre grupos estudiantiles, cuando miembros del Partido Comunista de la República Dominicana –Pacoredo- y miembros de otros grupos escenificaban un tiroteo. Escondió sus alumnos en el aula, bajó y se colocó en medio de los dos grupos, mientras los envueltos en la balacera le decían, “quítese maestra, que la van a matar”. Ella respondió -pues no, prefiero que me maten antes que muera uno de ustedes. De ese enfrentamiento salió con estudiantes de cada bando para su facultad a dialogar sobre las razones del tiroteo. La destacada académica afirma que nunca tuvo grandes aspiraciones en la Universidad, pero, aun así, la gente la proponía para cargos. A pesar de haber ocupa- do importantes posiciones en la institución académica, dice que nunca utilizó a los estudiantes para escalar, ya que siempre fue una abanderada de la ética como valor importante de su vida. La ex decana de la Facultad de Ciencias en el período 1970- 1972, comparte otra anécdota de sus años como académica, etapa en que ganó respeto por su gran responsabilidad y capacidad de lucha. Cuenta que en uno de sus cursos, recibía clase un hijo su- yo. Ella, al final del semestre se desbordó en elogios con un estudiante que había obtenido un acumulado de 85 puntos y su hijo se quejó con ella porque había obtenido una nota más alta y no recibió ninguna mención. La experimentada maestra no respondió al reclamo de su hijo y alum- no de la asignatura de Física. Testifica que al final de la tarde le pidió a su hijo que llevara a su casa, en su carro, al estudiante que ella había elogiado y del que hablarían en la noche.

El joven cumplió la misión, lo llevó donde vivía, para luego ver a su madre. Cuenta que su hijo llegó llorando al contemplar en las condiciones en que vivía su compañero de aulas. Entonces, la maestra le explicó a su hijo que ese estudiante, de escasísimas condiciones económicas, tenía más méritos que él, por el mayor esfuerzo que tenía que hacer para obtener resultados en las aulas, señalándole que él tenía la leche, el sándwich y techo seguro para estudiar, mientras el otro no, por lo que era el otro quien merecía el reconcomiendo.

Mercedes Sabater de Macarrulla, de padres españoles, madre de dos hijos, se graduó de ingeniera- arquitecta en la UASD. Se involucró de manera directa en las luchas por la universidad abierta, simbolizada en el movimiento renovador de donde emergió la nueva academia, en condición de maestra.

Destaca que siempre mostró su desacuerdo con que la Universidad fuese solo para ricos y las élites, donde los estudiantes tenían que ir trajeados, con saco y corbata, cerrando toda posibilidad para que los pobres del pueblo pudieran estudiar.

Con marcada expresión de angustia, expresa como le dolía ver la bandera estadounidense ondeando en la Universidad, durante la intervención de abril del 65. La Macarrulla, o doña Mechy, como popularmente se le conoce, fue la fundadora de la Escuela de Física, además, cofundadora de la Facultad de Ciencias, en la que ha dejado un imperecedero valor que se ha expandido por generaciones.

En su trayectoria académica en la Universidad pública, alcanzó el grado de profesora meritísima, el máximo nivel en la escala profesoral, reconocimiento por el que dice sentir el más grande honor obtenido en su larga vida. Sin embargo, expresa que quien debe ser reconocida es la academia estatal, por los grandes aportes que realiza en beneficio del pueblo dominicano.

La profesora Mercedes Sabater de Macarrulla era reconocida en su época de docente por su dureza en la enseñanza de la física. Sin embargo, expresa que no era partidaria de la baja estudiantil pura y simple, tema que se debatía en diferentes instancias de la academia de estudios superiores.

UNA UASDIANA A TIEMPO COMPLETO

Se desempeño como decana de la Facultad de Ciencias, y fue vicerrectora Académica en el período 1974- 1976, en la rectoría encabezada por el doctor Hugo Tolentino Dipp. En el desempeño de esa posición destaca como uno de sus logros el haber creado el Sistema de Carrera Académica, además de ponerle orden a la contratación docente de los médicos y de profesionales de otras áreas de conocimiento.

A pesar de sus aportes, está convencida de que la UASD hizo mucho más por ella que lo que ella hizo por la academia, tanto que le enseñó a conocer al pueblo dominicano, que se caracteriza, según sus palabras, por ofrecer buen trato, amabilidad y expresión de mucho cariño, a quienes, que como ella, son acogidos en su territorio.

Después de ese largo transitar por la vida académica, la maestra Sabater de Macarrulla, nacida en España, descubre su más íntimo deseo y confiesa que le gustaría vivir más tiempo para enseñar a niños, poder leer más y seguir aportando a la UASD y al país.

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