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El programa de gobierno del presidente Danilo Medina Sánchez contempla ideas generales sobre el mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos mediante la elaboración de políticas de salario, alimentación, vivienda, salud y educación. Durante los tres años que lleva al frente del Poder Ejecutivo, el mandatario peledeísta sólo ha logrado culminar algunos de sus grandes proyectos; afirmamos esto, sin dejar de reconocer que bajo sus directrices se ha iniciado en el país todo un proceso de unificación de sus estructuras asistenciales que podría, en un futuro cercano, resolver una buena parte de los múltiples problemas que nos aquejan.
El ministro de Educación, Carlos Amarante Baret, concibe el Proyecto de la Tanda Extendida como un gran logro de la actual administración de gobierno, calificándolo como “un símbolo de la revolución educativa que vive el país y que ha sido un paradigma que otros países quieren imitar.” Dicha modalidad contempla el proporcionarles gratuitamente a todos los estudiantes de escuelas públicas libros, cuadernos, uniformes y útiles escolares; el ofrecerles desayuno, almuerzo y merienda; y el cuidar de su salud mediante la instalación de consultorios médicos en todas los recintos escolares o en lugares cercanos a los mismos. El Proyecto de la Tanda Extendida, bien llevado y conducido, habrá de reflejar la preocupación del gobierno actual por promover la generación de igualdad de oportunidades para todos. Según las estadísticas oficiales, 882 mil, 558 escolares cursan estudios básicos y medios bajo esa modalidad. Se estima que, a corto plazo, todos los estudiantes de escuelas públicas del país (más de 3 millones) resultarán beneficiados con dicha gran iniciativa. Se busca que, mientras los niños y adolescentes reciban en los recintos escolares no sólo el pan de la enseñanza, también, los alimentos que fortalezcan su crecimiento y la asistencia sanitaria que puedan necesitar, las madres de éstos puedan laborar en una empresa, realizar labores domésticas o, si lo desean, emplearse más en seguir trayendo hijos al mundo; esto último, podría dar lugar a un crecimiento desproporcionado de nuestra demografía.
Apoyamos el Proyecto de la Tanda Extendida y todo lo que el mismo envuelve, sin dejar de advertir y expresar con franqueza la dificultad de su feliz culminación dentro de la institucionalidad vigente enmarcada en un proceso gradual de reforma. En esta fase del desarrollo del Programa de la Tanda Extendida resultaría prematuro formular ningún juicio u opinión sobre si se superarán o no los obstáculos que en potencia existen. No obstante nuestras reservas, y las de muchos entendidos en la materia, saltan a la vista pruebas estimulantes de un marcado compromiso de parte de las autoridades del sector de hacer que el proyecto no fracase.
Durante las dos últimas décadas el entorno socio-económico y político de la República Dominicana ha experimentado cambios extraordinarios de los tipos más diversos, y, probablemente todavía puedan producirse otros de grandes dimensiones. Estos han modificado el entorno operativo y ético de todo nuestro sistema de instrucción pública. También, nos han colocado frente a nuevas oportunidades, desafíos y obligaciones.
La República Dominicana ha dejado de ser un país “eminentemente agrícola” Ya es poseedora de una economía dual con sectores que presentan todos los rasgos de una economía moderna, yuxtapuestos a otros que siguen conservando muchas de las características de los países subdesarrollados, incluyendo una pobreza generalizada y una agricultura de subsistencia. A pocos les llama la atención el hecho de que nuestras escuelas y nuestras universidades estén concebidas, exclusivamente, para formar profesionales y mano de obra con qué satisfacer la demanda del sector moderno de nuestra economía. Ya es hora de ir pensando en cómo esas instituciones puedan aportar más al desarrollo de las áreas rurales atrasadas del lejano sur y de la zona fronteriza, y de otros lugares de nuestra geografía.
Fuente: hoy.com.do