EDITORIAL
Beatísimo Padre: Aunque la llamada ciudad de Santo Domingo en las islas del Mar Océano –habitada antes por infieles y ahora por los convertidos a la fe cristiana gracias a la labor y diligencia de los devotos suplicadores de Vuestra Santidad, el Provincial, prior y frailes de la casa de Santo Domingo de la misma ciudad–haya sido y continúe siendo tan insigne que desemboca en ella una abundante multitud de las islas circunvecinas para habitar en ella o por razón de negocios, y siga eficaz en ella también desde un cierto tiempo un Estudio General por prerrogativa apostólica: y si para la dirección del referido estudio se constituyese, estableciese una Universidad general de escuelas en la misma ciudad…