CIENCIA Y TECNOLOGÍA
El guandul se encuentra entre las ocho leguminosas más cultivadas en el mundo y, en cuanto a su contenido proteico, el grano seco solo es superado en porcentaje por la soya y las lentejas. Cajanus cajan L. Millspauh es su nombre científico y se puede cultivar tanto como cultivo anual como perenne.
Las condiciones climáticas de nuestro país son altamente favorables para la producción de las distintas especies de guandul, lo que garantiza la oferta de la leguminosa durante todo el año. Al margen de esos valores, cabe destacar que los aportes científicos de nuestra Universidad se constituyen en la plataforma que ha permitido, desde hace más de 40 años, que podamos tener disponibilidad de guandul durante todo el año.
Esto gracias a la “variedad UASD”, la cual fue obtenida en la Escuela de Agronomía, donde se realizaron los primeros cruces en 1967 por el estudiante Santos y sus compañeros, bajo la orientación del profesor Andrés Vloebergh, mediante cruzamiento entre la variedad “Kaki”, utilizada como progenitor femenino y la variedad “Saragateado” como progenitor masculino.
De 60 cruces realizados, solo dos resultaron exitosos. En los últimos años, el volumen de exportación de guandules enlatados ha caído significativamente, lo que impone un reto a la ciencia y a los productores en el orden de optimizar la calidad y la productividad de la leguminosa. Motivados por la importancia que tiene el guandul para la dieta de los dominicanos y por sus aportes a nuestra economía, la Facul tad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias desarrolla una amplia línea investigativa enfocada en el diseño de biofertilizantes.
Una batería de investigadores, encabezada por los maestros Cé sar Díaz y Felipe Vicioso trabaja en el Diseño de un Biofertilizante para Guandul (Cajanus cajan (L.) Millsp, utilizando cepas nativas de la bacteria Bradyrhizobium sp en el cultivo del guandul para mejorar su productividad, rentabilidad y reducir el impacto ambiental de fertilizantes minerales. El proyecto es financiado por el Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y Tecno lógico (FONDOCYT), de cuyos recursos los investigadores tomaron una parte para remodelar y adquirir equipos modernos para trabajar microbiología de suelo.
Proyecto y capacitación El proyecto de investigación ha servido de plataforma para que varios estudiantes desarrollen sus trabajos de tesis y además hizo posible el que se equipara y se remodelara el laboratorio de microbiología de suelos, hoy laboratorio de Biología Molecular. El equipo de investigadores agradeció los aportes de las anteriores y actuales autoridades de la Facultad, como es el caso del pasado decano, Manuel Calcaño, y de quien ocupa ese posición en la actualidad, el doctor Modesto Reyes Valentín.
Cuando en el año 2007 se inició la primera fase de la citada investigación, se interrumpió un periodo de 20 años de paralización de los trabajos sobre fijación biológica de nitrógeno, que es la relación simbiótica que existe entre plantas leguminosas y los crisobios. Nota: Hace varios años investigadores de Insmed Inc., una compañía biofarmacéutica valorada en $109 millones de dólares, con sede en Richmond, Virginia, presentó cuatro solicitudes de patente en la Oficina de Patentes y Marcas de EE.UU., respecto de varios usos medicinales de los extractos de guandules.
Tres solicitudes han sido aprobadas, en tanto que una continúa siendo examinada Las patentes obtenidas por esa empresa reivindican la “invención” de extractos de guandul para el tratamiento de diabetes, hipoglucemia, obesidad y arteriosclerosis. Las patentes abarcan el uso de los extractos como medicamento, como suplemento en la dieta (como por ejemplo: para fortificar el cereal de desayuno) y como ingrediente en la comida para mascotas con problemas de sobrepeso (dato extraído de la página http://www.cedaf.org.do)
PROCEDIMIENTO CIENTIFICO
El trabajo de campo de la investigación inició por la selección de cepas autóctonas de Rhizobium, las cuales son optimizadas para que se adecuen a las condiciones micro-climáticas de la República Dominicana. El proyecto cuenta con la colaboración de las Universidades Españolas de León, Valladolid y Salamanca, en donde se realizan los análisis moleculares. “Las cepas de Rhizobium son bacterias que están presentes en los nódulos del cultivo de guandul, que son los crisobios. Entonces hay un proceso de aislamiento y luego se comprueba que cumplen con los procesos de efectividad e infestividad”, explica Díaz.
El proceso de efectividad se refiere a que la cepa debe fijar nitrógeno, mientras que el concepto infestividad significa que al ser inoculada debe producir nódulos. Estas dos condiciones son indispensables para producir biofertilizantes. Las muestras deben ser identificadas molecularmente, para garantizar que su efecto en el suelo no sea nocivo.
Las cepas, que ya fueron aisladas por los investigadores, son puestas a prueba en campos abiertos, para ver sus competencias con todas las microbiotas presentes en el suelo; pero también para verificar si aplicando ese Rhizobium la productividad aumenta. “Los biofertilizantes son productos hecho a base de microorganismos vivos y tienen la ventaja de que cuando se aplican al campo no van a contaminar al medio ambiente”, agrega el también subdirector de la Dirección General de Investigaciones de la academia estatal.
Otra investigadora importante dentro del proyecto es la doctora Iris Marcano, quien se especializó en la Universidad de León y hoy aporta sus conocimientos a través de sus trabajos, tanto en el terreno, como en el laboratorio, donde realiza la analítica científica de la muestra. De acuerdo a sus explicaciones, su papel dentro el proyecto consiste en mantener activas las cepas, que luego son utilizadas en los ensayos de campo.
Las cepas fueron sembradas en 24 tareas de tierra en San Juan de la Maguana y otros puntos de país. El maestro Felipe Vicioso, señala que el proyecto persigue contribuir a aumentar la productividad del guandul, que es la segunda leguminosa en importancia en el país, después de la habichuela “El guandul es una planta con una alta capacidad para captar el nitrógeno atmosférico.
La mayoría del nitrógeno que está en el suelo proviene de la descomposición de los residuos, de los vegetales y de una serie de procesos que ocurren alrededor de las raíces”, explica el científico. Afirma que con el proyecto harán un aporte descomunal a la ciencia, al tiempo de reconocer que es sumamente dificultoso aislar las bacterias para producir los biofertilizantes. Los trabajos relativos al proyecto incluyen ensayos de campo en distintas localidades del país, fundamentalmente en las zonas en donde es más elevada la producción de guandules.
Juan Francisco Araujo, quien tiene pendiente presentar su tesis para obtener el título de doctor en la Universidad de León, España, trabaja junto a Iris Marcano en el laboratorio, en la realización de análisis moleculares a las cepas para cerciorarse de que produzcan nódulos y de que fijen nitrógeno. También se involucra en los ensayos a campo abierto, los cuales se realizan en suelos con características diferentes para garantizar la efectividad de la cepa en cualquier terreno.