LO QUE DICEN LOS UASDIANOS
LO QUE DICEN LOS UASDIANOS
El director de Diario Libre, Adriano Miguel Tejada, escucha una de las respuestas del rector Iván Grullón, durante el Diálogo. (Pedro Jaime Fernández)
Desde la llegada al país del insigne maestro puertorriqueño Eugenio María de Hostos a finales del siglo XIX hemos venido realizando esfuerzos para elevar la calidad de nuestro sistema de instrucción pública
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No es difícil que las autoridades de educación y los rectores de las universidades del país lleguen a un acuerdo en relación con temas como el de la revisión curricular y el de política de admisión. Donde podrían surgir unas que otras dificultades en lograrlo es en la elaboración de un nuevo perfil del maestro porque ésta necesariamente implica el establecer para quién se es, se sabe y se hace.
Durante décadas, el Sistema Dominicano de Instrucción Pública figuró entre los peores financiados de la América española y el Caribe (todavía ocurre algo parecido muy a pesar del aumento de la inversión en educación del 2,2% del PBI en el 2013 al 4% del PBI a partir del año 2014 en lo adelante).
Los resultados de las pruebas internacionales en las que estudiantes dominicanos de los niveles básico y medio han participado han evidenciado un precario desempeño de parte de ellos en matemáticas, lenguaje y ciencia; situación ésta, que ha dado lugar a que muchos de nuestros colegas piensen que es debido a la baja formación de los docentes, sin tomar en cuenta la poca disponibilidad de recursos económicos con que ha contado y cuenta el sector de educación. La verdad es que necesitamos de más y mejores maestros. Todos estamos de acuerdo en que se debe elaborar nuevos perfiles de egresados de las facultades y escuelas de pedagogía y en revisar los planes de estudios de las carreras que ofertan esas instituciones para que en los mismos figuren el aprendizaje de lenguas extranjeras y el adiestramiento en el manejo y uso de tecnologías de la información, Pero, ¿cómo lograrlo? A la luz de ésas y otras circunstancias, debemos tener muy en cuenta que los títulos de licenciados, maestros y doctores en ciencias de la educación y en sus diferentes menciones son otorgados por las universidades, autónomas por naturaleza y por ley.
El Ministro de Educación, licenciado Carlos Amarante Baret, después de cuestionar la formación de maestros en las universidades del país, anunció que la dependencia estatal bajo su dirección traerá especialistas extranjeros para reforzar las capacidades de los profesores nativos que participan en los programas de formación y capacitación de maestros. Nos parece que esas opiniones no toman en cuenta otras consideraciones. Las propuestas para mejorar las capacidades del profesorado deben basarse en enfoques contextuales, en las que se tengan en cuenta todos los factores que contribuyan al buen desempeño del maestro en las aulas de clase. Señor Ministro, ¿dónde usted cree que nos formamos los que hemos intervenido en todos los procesos de reforma de la educación y en todos los programas de formación y capacitación docente de las últimas décadas? ¿En las universidades Yale, Cambridge, Harvard o en la UASD, PUCMM, y UNPHU? Que conste, que no estamos renegando la necesidad de capacitarnos cada día más. Prueba de ello es que muchos de nosotros todavía estamos presentando tesis doctorales en área del saber que aquí antes no se conocían como el de calidad, evaluación, acreditación y planeamiento universitario. El aumentar la calidad de los servicios de educación requiere de grandes inversiones en el sector que en ocasiones los gobiernos no están dispuestos a llevarlas a cabo, ya sea por decidía o porque urge satisfacer otras necesidades. En materia de formación y capacitación docente hemos avanzado bastante. Al final de la “era de Trujillo” apenas un 4% de los profesores de escuelas públicas estaba en posesión de un título universitario. El oficio de maestro era muy mal renumerado, a pesar de que requería, como hoy requiere, de mucha entrega y dedicación. El docente es hoy un profesional como otro cualquier. Su estándar de vida ha mejorado bastante. La palabra vocación ahora se escribe con b.
Fuente: hoy.com.do
Los resultados del Concurso de Oposición Docente del 2015 cuestionarían la formación de los egresados de las facultades y escuelas de pedagogía de nuestras universidades. Somos de opinión de que antes de emprender los correctivos de lugar debemos de establecer el grado de fiabilidad y validez del examen utilizado en dicho evento con el propósito de saber, a ciencia cierta, cuál es su grado de precisión, y hasta qué punto podemos pronosticar, mediante la aplicación de ese instrumento, la capacidad y eficiencia de un individuo en el ejercicio docente.
Por Jesús de la Rosa
Los sistemas de instrucción pública no existen en un mundo de abstracciones. El medio que los rodea está llenó de fuerzas dinámicas que influyen directa o indirectamente sobre las tareas y operaciones de los mismos y, en última instancia, determinan su importancia, alcance y viabilidad.
La República Dominicana ha llevado a cabo una notable transición desde un prolongado periodo de treinta y uno años de dictadura a una democracia no del todo perfecta pero democracia al fin. Cualquier extranjero que hubiese conocido nuestro país en los tiempos oscuros de la tiranía trujillista y que nos visitara nueva vez se sorprendería ante los cambios que hoy se registran en la sociedad dominicana. Esos cambios han modificado el entorno operativo y ético de nuestro sistema de instrucción pública, colocándolo frente a nuevas oportunidades, desafíos y obligaciones.
El éxito del Pacto Nacional para la Reforma Educativa dependerá en gran medida de la predisposición del aparato burocrático del gobierno de turno a renunciar a unos que otros poderes que por años han venido ejerciendo. También, a la predisposición de las universidades y demás instituciones de educación superior a hacer un uso creativo y eficaz de su autonomía. En la época actual de cambios acelerados, esas Casas de altos estudios pueden realizar importantes aportaciones al avance y progreso de la sociedad, claro está, siempre que se les dote de los recursos y la libertad de acción necesaria, y que éstas sean lo suficientemente previsoras y flexibles para adaptarse a los grandes cambios que se están produciendo en torno a ellas. Por el contrario, si se ven excesivamente limitadas por la falta de recursos y por toda una serie de normas y regulaciones se encontrarán en el centro de una crisis cada vez mayor de desajustes con la cambiante sociedad que las rodea.
En el preámbulo de la obra “Aprendizaje y Desarrollo Profesional Docente” Álvaro Marchesi, refiriéndose al tema de la formación docente, expresa lo siguiente: “Una buena formación inicial tiene un efecto positivo en la actividad profesional de los docentes, no cabe duda, pero también contribuye a ello la buena actuación de los equipos directivos o el tiempo disponibles por los profesores para trabajar en equipo. Los docentes trabajan en un contexto social y cultural determinado, y en unas condiciones educativas y laborales específicas”.
A todos nos preocupó el hecho de que de 36 mil 884 egresados de las facultades y escuelas de educación de más de una veintena de universidades del país que participaron en un concurso de oposición para ocupar plaza de profesores de escuelas públicas, tal y como lo establece la Ley de Educación 66-97, sólo 11 mil 479 de ellos, es decir el 31.1% haya aprobado el examen requerido, lo que, sin dudas, indica que en algo estamos fallando en materia de formación y capacitación docente. Para identificar el mal, y de paso partir de lo cierto, y no de lo aparente, debemos comenzar por analizar con detenimiento el instrumento de medición o examen usado en esa ocasión. Debemos responder a preguntas como estas: ¿Si aplicamos una vez más esa misma prueba a otro grupo de aspirantes a ocupar cargos docentes, obtendríamos los mismos o parecidos resultados? ¿Cuál es el grado de precisión de la prueba utilizada? ¿Hasta qué punto esa prueba (nos referimos a la utilizada en el Concurso de Oposición Docente del 2015) es capaz de pronosticar la capacidad y la eficiencia en el ejercicio docente? No debemos aventurarnos en dar un paso más, sin antes haber examinado a profundidad dicho instrumento de medición.
Agotado ese procedimiento, podemos y debemos acogernos a los planteamientos del rector del Instituto Tecnológico Dominicano (INTEC), ingeniero Rolando Guzmán, en el sentido de no permitirles a los aspirantes a ocupar puestos docentes en el sistema dominicano e instrucción pública “hasta que no superen las deficiencias que salen reflejadas en los concursos de oposición”.
Fuente: hoy.com.do
Tal y como nosotros lo apreciamos, el Pacto Nacional para la Reforma Educativa no es más que un proyecto audaz y progresivo con miras a hacer que nuestro sistema de instrucción pública responda a los cambios rápidos y de largo alcance que están teniendo lugar en el entorno socio-económico, cultural y político de muchos regiones del mundo, incluyendo la América española y el Caribe. ¿Cuál será el resultado de sus diversas innovaciones?
Por: Jesús de la Rosa
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Los logros iniciales que alcanzamos mediante la discusión e implementación del Pacto Nacional para la Reforma Educativa nos hicieron pensar que nos estábamos colocando en la ruta de hacer realidad nuestro sueño de poner al alcance de la mayoría una educación pertinente y de calidad. Creíamos que con una inversión en ese sector de un 4% del PIB lo habríamos de lograr, y que los conflictos entre los principales actores del sistema de instrucción pública con las autoridades del gobierno de turno ya eran cosas del pasado. Pero, lamentablemente no ha sido así. El modelo de reforma que hemos venido desarrollando provoca algunos que otros desequilibrios que obstaculizan los esfuerzos de alcanzar objetivos tan laudables como el de elevar la calidad de la enseñanza y el de aumentar la igualdad de las oportunidades educativas. Es tiempo de reflexionar sobre el presente y futuro de la escuela dominicana con miras a entrever los escenarios socio-económico posibles y de saber con cuáles problemas habremos de enfrentarnos en lo inmediato o en un futuro cercano. Nos toca preguntarnos, si el elevar la calidad de la educación resulta o no compactible con la igualdad de oportunidades a la sombra de una economía neoliberal. La velocidad de los cambios y de crecimiento constante en el dominio tecnológico internacional nos plantea nuevos retos en la búsqueda de elementos que nos permitan llegar a una dinámica concertación entre los distintos actores de nuestro sistema de instrucción pública. Urge el que ampliemos y consolidemos los espacios de formación y circulación del conocimiento a modo de encontrar articulaciones pertinentes entre tales procesos y el estado y tamaño de nuestra economía.
Pero, por el momento, no disponemos de recursos económicos suficientes ni de dominio tecnológico para enfrentar tales retos, por lo que nos vemos obligados a realizar una serie de reestructuraciones y de ajustes que, en medio de un mar de incomprensiones y de intolerancia, podrían poner en peligro la viabilidad de nuestros sanos propósitos.
¿Cómo habremos de enfrentar el reto de trasformar nuestras escuelas públicas en comunidades de aprendizaje, única forma de hacer que la República Dominicana disponga de aquí a unos cuantos años de una razonable capacidad científica y tecnológica?
A los 81 años la actriz italiana Sophia Loren permanece todavía activa sin pensar en retirarse de los escenarios. Aconseja tomar la vida en serio “acostumbrándose a las cosas nuevas y tratar de estar siempre viviendo en un mundo que le pertenece, aunque tengas que aprender muchas cosas más”. Estas palabras fueron pronunciadas por ella en la ciudad de Nueva York, el lunes 12 de octubre, fecha en que la organización Americans For Arts la honrara en su ceremonia de entrega de los National Arts Awards.
Las personas que entradas en edad que todavía ejercen el oficio de enseñar podrían empoderarse de lo dicho por la famosa actriz del cine.
El contenido del Pacto Nacional para la Reforma Educativa sólo abarca aquellos planteamientos en los cuales todos estuvimos de acuerdo. En las mesas de discusiones del mencionado acuerdo no logramos unificar los diferentes puntos de vista en torno a cómo desarrollar el proyecto de formación y capacitación de maestros. El tiempo se nos agota. Debemos cuanto antes retomar la discusión alrededor de un tema tan importante como ése. Debemos, más que evocar viejos tiempos, tener presente que el hecho de que “la calidad de la educación de un país no es superior a la calidad de su profesorado”. De ahí, la prioridad que la gran mayoría de las reformas educativas se le otorga al fortalecimiento de la profesión docente. También debemos tomar muy en consideración que el entorno socio-económico del sistema dominicano de instrucción pública ha experimentado cambios extraordinarios de los tipos más diversos y probablemente todavía puedan producirse otros de grandes dimensiones. Aquí ya nadie puede imponerse sobre los otros. Proyecto no consensuado, tarde o temprano, va a parar sin pena ni gloria a los archivos de los Ministerios.
Fuente: Hoy.com.do
Por Jesús de la Rosa
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Fortalecer la docencia; ampliar las labores de investigación; adquirir más equipos de laboratorio y de alta tecnología; completar el programa de ampliación y mejora de sus espacios físicos; profundizar su accionar como el instrumento de realización de las aspiraciones colectivas; todo ello, constituyen sólo una parte de los desafíos que habrá de enfrentar la Universidad Autónoma de Santo Domingo el próximo año. Para encararlos con éxito, la UASD deberá recibir de parte del gobierno del presidente Danilo Medina un presupuesto estimado en 11 mil millones de pesos, 4 mil millones de pesos más del ejecutado en el año 2015.
Al igual que las demás instituciones de educación superior de aquí y de casi todo el mundo, la Universidad Autónoma de Santo Domingo requiere de cambios sustantivos; pero, para hacer que éstos lleguen a materializarse, la UASD necesita de los recursos que reclama. Una educación superior pública servida a tono con los nuevos tiempos reclama de grandes inversiones. Y cada día resulta más difícil llenar el vacío de la falta de los mismos con la multiplicación de los esfuerzos.
De las 41 instituciones dominicanas de educación superior sólo cuatro, incluyendo la UASD, figuran en el ranking de las mejores universidades de la América española y el Caribe. De esas instituciones valoradas como las mejores, la UASD figura entre las de mayores poblaciones y entre las que menos recursos económicos disponen, muestra del esfuerzo que realiza el personal académico de la Universidad Primada por mantenerla en el sitial que le corresponde.
El sistema dominicano de instituciones de educación superior todavía se encuentra en un momento de transición desde un sistema altamente centralizado, uniforme y ligado a las tradiciones, hacia uno mucho más descentralizado y fundamentado en una nueva doctrina de autonomía universitaria implícita en la Constitución de la República y consignada en la Ley 139-01 de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Aunque no con la celeridad requerida, cabe decirse que en los últimos cincuenta años hemos avanzado bastante en materia de gestión de instituciones de educación superior. Actualmente, nuestras universidades disfrutan de autonomía administrativa, institucional y académica. Y al menos dos de ellas, la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, ejercen, al amparo de la ley, el ejercicio pleno de sus autonomías, lo que les permite crear y ofertar programas académicos sin requerir la autorización del máximo organismo de dirección del Sistema Dominicano de Instituciones de Educación Superior, el Consejo Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología.
En octubre de 1967, la antigua Unión Soviética lanzó al espacio el Sputnik, el primer satélite artificial colocado en órbita en torno a la tierra. Se trataba de un artefacto de 80 kilogramos de peso equipado con dos emisoras de radio. Días después, lanzó otro, esa vez consistió en una esfera de más de media tonelada de peso que llevaba a bordo un ser vivo, una perrita “vira lata” llamada Laika. Esos hechos supusieron una importante victoria de la poderosa nación euro asiática sobre los Estados Unidos en la lucha que sostenían ambos países por el liderazgo en la carrera espacial. También se constituyeron en causa y motivo de una completa revisión de la política estadounidense de educación superior. Por razones de espacio, no vamos a entrar en detalles relativos al alcance de la misma. Aquí, ocurre algo parecido. Nuestras instituciones de educación superiores requieren de cambios para desarrollar una política educacional que ofrezca el nivel de cualificación necesario en mundo globalizado de mercados abiertos a la competencia internacional. Pero, eso conlleva gastos que muchos gobiernos no se muestran dispuestos a asumir.
Fuente: hoy.com.do
Por: Jesús de la Rosa
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Durante los últimos cincuenta años el entorno socio-económico y político de la Universidad Autónoma de Santo Domingo ha experimentado cambios extraordinarios de los tipos más diversos, y todavía se está a la espera de que se produzcan otros de grandes dimensiones. Estos cambios han modificado entorno operativo y ético de la más antigua institución de estudios superiores fundada en el Nuevo Mundo. También, ha colocado a la misma frente a nuevas oportunidades, desafíos y obligaciones.
Cerca de 200 mil estudiantes cursan carreras profesionales en la Universidad estatal. La UASD ocupa el cuarto lugar entre las instituciones públicas de educación superior más pobladas de la América española y el Caribe, y, al mismo tiempo, entre las que menos recursos disponen para financiar sus actividades. El presupuesto de gastos de la Universidad Primada alcanzó este año una suma cercana a los 7 mil millones de pesos, menos de una quinta parte de lo establecido en las leyes 139-01 de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, y la 5778 sobre Autonomía Universitaria. El número de estudiantes dominicanos que cursan estudios superiores no es tan grande como muchos creen. Apenas un 15% por ciento de los dominicanos de edades comprendidas entre los 18 y 24 años figura como matriculado en ese nivel, y, según cifras oficiales, la cobertura bruta en el mismo es de menos del 24%. Esto sucede muy a pesar de que el crecimiento de la matrícula en la educación superior en nuestro país refleja una tendencia de notable expansión cuantitativa, pasando de menos de 2 mil estudiantes, en 1950, a más de 400 mil en el año 2011. ¿Hasta qué punto dicho aumento ha entorpecido el mejoramiento de la calidad de nuestras universidades? ¿A qué se debe que el aumento de la población estudiantil de la UASD no haya traído consigo un aumento correlativo de las partidas presupuestarias dedicadas al financiamiento de sus operaciones? ¿Es que una educación de calidad en una universidad tan poblada como la UASD ocasiona unos gastos superiores a los que los gobiernos parecen dispuestos a pagar? En las formulaciones de preguntas como ésas subyacen algo de maldad y mucho de ignorancia.
De la UASD han egresado y continúan egresando profesionales de mucha valía, entre los que figuran destacados hombres de letras; connotados sociólogos e historiadores; ostentadores de premios nacionales de literatura; miembros de las academias de historia, de letras y de ciencias; directores de importantes medios de comunicación, presidentes de la República, y hasta reinas mundiales de belleza.
Como parte de su línea de investigación, en la actualidad, la UASD desarrolla 110 proyectos, lo que consolida su posicionamiento como la institución de estudios superiores más prolífera del país en cuanto a investigación científica se refiere. Su Centro de Investigaciones Marina (CIBIMA) ha producido decenas de estudios científicos de apoyo y conservación de nuestra fauna marina. Y qué decir de los grandes descubrimientos en las áreas de botánica y de entomología de parte de los investigadores de la Universidad estatal, y de las labores de investigación que actualmente realiza un equipo de científicos de la Escuela de Química de dicha academia.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo, en labores conjunta con la Academia de Ciencias de la República Dominicana, aportó los fundamentos técnicos que soportaron el proyecto de ley que crea el Parque Nacional Loma Miranda. La UASD marchó a la cabeza de la oposición de que en el Parque Nacional del Este se instalara una fábrica de cemento, y que un municipio de la región sur del país fuera convertido en un basurero de desechos industriales. Y qué decir de las labores de investigación que se desarrollan en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UASD para evitar los males en los cultivos, entre ellos, el enfocado a combatir la enfermedad Roya del Café.
Fuente: hoy.com.do